Nunca fui un fanático de Smitten. Siendo sincero nunca me gustó. Siempre pensé -y de cierta forma lo mantengo- que la mayoría de estas bandas que apelaban -y apelan- a los sentimientos de forma tan explícita y excesivamente llorona era más un producto que una propuesta artística sincera y original. Sin embargo, y en defensa de Patrick Steve y compañía, tienen el mérito de que, por lo menos en Latinoamérica, fueron uno de los primeros que explotaron el estilo.
Rare Love Traxx, disco de 2001 de la banda, dentro de mi confuso imaginario personal, refleja una época que ya se fue. Esa que respiraba la última etapa del auge y caída de la heterogénea escena hardcore, que permitía tener en un mismo concierto a los gay hardcore de Chicago de los Crudos ,liderados por el inigualable de Martín y a los Fiskales en un mismo escenario.
Es cierto que siempre existió la clásica minoría intolerante, irreflexiva, y violenta, que nunca vio con buenos ojos estas, a simple vista, incompatibles alianzas musicales. ¿O alguien me va a decir que en este incierto 2008 es posible repetir una tocata de los anarco punk de Los Dólares con Sin Perdón de teloneros como ocurrió a fines de 2002? Esa minoría, lamentablemente, se ha masificado de forma sorprendente.
Smitten forma parte de eso. Cuando el punk, por lo menos en un breve período y quizás quien sabe bien por qué, se mimetizó con una hasta el momento, temática tabú: el amor.
Pero no el amor rabioso, pasional, hasta naif, que cultivaron desde los Damned de Inglaterra con una notable anticipación -incluso antes que los Pistols- o hasta las sinceras letras de Joey Ramone dedicadas a su único y verdadero amor, Linda (exacto la que Johnny le robó).
Esta exaltación del sentimiento era distinto. Mucho más tierno, más explícito, más ingenuo y, curiosamente pese a la luminosidad de las estrellitas que simbolizaron esta "corriente", bastante oscura y depresiva en su trasfondo.
El disco en sí, que en teoria es lo que estoy describiendo, es un ejemplo de esto. Mi alma, por ejemplo, la octava canción del disco, mezcla la típica furia del punk americano -no el de TSOL sino el de The Queers- acompañado de letras un tanto soberbias y hasta vengativas de los tiernuchos Smitten.
Ojo que el punk nunca esquivó el amor como fuente de inspiración. Bandas como La Polla Records, una de las más veneradas y sinceramente respetadas, El Último Ke Zierre o incluso la camada inglesa post Pistols no perdió la oportunidad de incluir casi de forma imperceptible alguna canción media sensible en medio de notables y rabiosos himnos de destrucción.
Hay otras canciones buenas, que me siguen conmoviendo. My Mother, con una de las letras más tristes que he tenido la posibilidad de escuchar o Camino al Destino, son grandes tracks, que le dieron identidad y de cierta forma masificaron y dieron cuerpo a una incipiente cultura "emo" en el país. Acá pueden salir los puristas -ávidos lectores de internet en sus ratos libres- que el Emo nació en los ochenta y que Fugazi hizo esto y esto otro, puede ser, pero por lo menos acá en el culo del mundo no es mucho lo que importa.
Las bandas emo "de verdad" que la mayoría conoce y no vale la pena mencionar llegaron después y por cierto fueron muy bien recibidas por el público, pero Smitten sin duda dio los primeros pasos.
Volverás, Mi Alma, todavía, ya a 6 años desde que escuché por primera vez ese disco, aún me producen la misma sensación al momento de poner el CD en mi eterno CD Player -actualmente muerto-.
Nunca los vi en vivo. Solamente, presencie una fugaz aparición de ellos en un cumpleaños de BBS Paranoicos (acompañados de Asphix y Sudarshana, cuando, estúpidamente, coincidieron ambas tocatas). En esa oportunidad, tocaron Solo faltas vos.
Pensé en criticarlos, pero no puedo. A pesar de que la mayoría los reniegue, diga que son una mala copia de los "originales" grupos estadounidenses realmente emo o "realmente" melódicos, Smitten es una buena banda. Qué no destaca por la originalidad ni musical ni menos en letras, pero que tiene el mérito de haber surgido en el momento adecuado y en medio de una escena que supo acogerlos con cariño y respeto, pese, insisto, al creciente sentimiento de basurearlos y criticarlos porque habían vendido el verdadero emo o hardcore o lo que fuera.
En una de esas sí lo hicieron, porque Cucsifae, banda independiente y muy respetada de Lucas (ex Fun People), no era lo mismo que Smitten pese a que el primero con el disco Acerca de Personas se aproximaron peligrosamente al estilo del segundo. Y claro, ahora aparecen en MTV y puede que ganen hasta un poco de plata.
Pero pese a todo esto, Smitten demostró, sobre todo con este disco, que sin duda es su mejor disco, que se puede realizar y llevar a cabo proyectos musicales -quiero creer que sinceros- sin las directrices inmediatas que impone la moda de turno. Y que mientras sean buenos, el público, audiencia o como quieran llamarlo, estará dispuesto a escucharlo. Desde Ramones hasta D.I, desde los Violadores hasta las melodiosas armonías de los chicos de Smitten.
Rare Love Traxx, disco de 2001 de la banda, dentro de mi confuso imaginario personal, refleja una época que ya se fue. Esa que respiraba la última etapa del auge y caída de la heterogénea escena hardcore, que permitía tener en un mismo concierto a los gay hardcore de Chicago de los Crudos ,liderados por el inigualable de Martín y a los Fiskales en un mismo escenario.
Es cierto que siempre existió la clásica minoría intolerante, irreflexiva, y violenta, que nunca vio con buenos ojos estas, a simple vista, incompatibles alianzas musicales. ¿O alguien me va a decir que en este incierto 2008 es posible repetir una tocata de los anarco punk de Los Dólares con Sin Perdón de teloneros como ocurrió a fines de 2002? Esa minoría, lamentablemente, se ha masificado de forma sorprendente.
Smitten forma parte de eso. Cuando el punk, por lo menos en un breve período y quizás quien sabe bien por qué, se mimetizó con una hasta el momento, temática tabú: el amor.
Pero no el amor rabioso, pasional, hasta naif, que cultivaron desde los Damned de Inglaterra con una notable anticipación -incluso antes que los Pistols- o hasta las sinceras letras de Joey Ramone dedicadas a su único y verdadero amor, Linda (exacto la que Johnny le robó).
Esta exaltación del sentimiento era distinto. Mucho más tierno, más explícito, más ingenuo y, curiosamente pese a la luminosidad de las estrellitas que simbolizaron esta "corriente", bastante oscura y depresiva en su trasfondo.
El disco en sí, que en teoria es lo que estoy describiendo, es un ejemplo de esto. Mi alma, por ejemplo, la octava canción del disco, mezcla la típica furia del punk americano -no el de TSOL sino el de The Queers- acompañado de letras un tanto soberbias y hasta vengativas de los tiernuchos Smitten.
Ojo que el punk nunca esquivó el amor como fuente de inspiración. Bandas como La Polla Records, una de las más veneradas y sinceramente respetadas, El Último Ke Zierre o incluso la camada inglesa post Pistols no perdió la oportunidad de incluir casi de forma imperceptible alguna canción media sensible en medio de notables y rabiosos himnos de destrucción.
Hay otras canciones buenas, que me siguen conmoviendo. My Mother, con una de las letras más tristes que he tenido la posibilidad de escuchar o Camino al Destino, son grandes tracks, que le dieron identidad y de cierta forma masificaron y dieron cuerpo a una incipiente cultura "emo" en el país. Acá pueden salir los puristas -ávidos lectores de internet en sus ratos libres- que el Emo nació en los ochenta y que Fugazi hizo esto y esto otro, puede ser, pero por lo menos acá en el culo del mundo no es mucho lo que importa.
Las bandas emo "de verdad" que la mayoría conoce y no vale la pena mencionar llegaron después y por cierto fueron muy bien recibidas por el público, pero Smitten sin duda dio los primeros pasos.
Volverás, Mi Alma, todavía, ya a 6 años desde que escuché por primera vez ese disco, aún me producen la misma sensación al momento de poner el CD en mi eterno CD Player -actualmente muerto-.
Nunca los vi en vivo. Solamente, presencie una fugaz aparición de ellos en un cumpleaños de BBS Paranoicos (acompañados de Asphix y Sudarshana, cuando, estúpidamente, coincidieron ambas tocatas). En esa oportunidad, tocaron Solo faltas vos.
Pensé en criticarlos, pero no puedo. A pesar de que la mayoría los reniegue, diga que son una mala copia de los "originales" grupos estadounidenses realmente emo o "realmente" melódicos, Smitten es una buena banda. Qué no destaca por la originalidad ni musical ni menos en letras, pero que tiene el mérito de haber surgido en el momento adecuado y en medio de una escena que supo acogerlos con cariño y respeto, pese, insisto, al creciente sentimiento de basurearlos y criticarlos porque habían vendido el verdadero emo o hardcore o lo que fuera.
En una de esas sí lo hicieron, porque Cucsifae, banda independiente y muy respetada de Lucas (ex Fun People), no era lo mismo que Smitten pese a que el primero con el disco Acerca de Personas se aproximaron peligrosamente al estilo del segundo. Y claro, ahora aparecen en MTV y puede que ganen hasta un poco de plata.
Pero pese a todo esto, Smitten demostró, sobre todo con este disco, que sin duda es su mejor disco, que se puede realizar y llevar a cabo proyectos musicales -quiero creer que sinceros- sin las directrices inmediatas que impone la moda de turno. Y que mientras sean buenos, el público, audiencia o como quieran llamarlo, estará dispuesto a escucharlo. Desde Ramones hasta D.I, desde los Violadores hasta las melodiosas armonías de los chicos de Smitten.