10/28/2009

Flema saldó su deuda con Santiago

Segunda vez en el año que Flema visitaba territorio chileno en el marco de su gira latinoamericana Girando con Satán y Nihilismo Innecesario estuvo nuevamente cubriendo su paso por Santiago en el Piraña Rock.

En esta oportunidad, los intérpretes de "Vahos de ayer" no estuvieron solos. Junto a los trasandinos se presentaron una heterogénea camada de bandas nacionales, además de la agrupación de rock de Villa Celina, Buenos Aires: Villanos. Puedes revisar los pormenores de la tocata después del salto.


Cerca de las 16.45, Con casi dos horas de retraso, Paranoia fue la agrupación encargada de darle el vamos a la extensa jornada.

El cuarteto santiaguino, con un sonido ramonero muy marcado y heredero de la banda De Pésimo a Mediocre, interpretó en medio de una treitena de personas, un set que se extendió por 20 minutos.

La agrupación centro su presentación en algunas canciones de su disco homónimo, más dos covers: "Borracho" de Fiskales Ad-Hok y "Poison Heart" de Ramones.

El problema que tuvo Paranoia durante su breve presentación fue el sonido. La voz no se distinguía, el bajo estaba demasiado alto y las guitarras no se escuchaban con fuerza, lo que no permitió a los asistentes que comenzaban a llegar al recinto escuchar a la banda con la vitalidad y energía que derrochan en su trabajo en estudio.

Junto con esta situación, que por cierto Paranoia notó y trató de solucionar sin éxito, también vivieron otro momento poco agradable.

En medio de la interpretación de su tercera canción, un exaltado asistente, que quizás se visualizaba más en el último concierto de Sex Pistols de 1978 en Winterland Ballroom, escupiendo y tirándole botellazos a Johnny Rotten, que en una tocata del año 2009 con bandas independientes que merecen respeto, importunó por varios minutos a Rorro, vocalista del grupo.

Además de escupirle, el exaltado adolescente comenzó a lanzarle cerveza, lo que con el correr de los minutos terminó sacando de quicio a la banda. La molestia se materializó con un certero puñetazo en el rostro hacia el asistente por parte del baterista. "Si esto es punk-rock, que weá", gritaba el adolescente mientras trataban de calmarlo.

Pasado las 17.00 y con aplausos ante su ejecución de "Poison Heart" del cuarteto de Queens, Paranoia bajó del escenario.


De la conshatumadre

A las 17.20, el trío de la Quinta Región, PUA, subía al escenario. "Venimos de Quilpué, desde la conshatumadre", señalaba Rodrigo Neira, guitarrista y voz de la banda.

Cabe señalar que mientras el grupo, completado por Iván Matus en bajo y Jorge Andrade en batería, daba inicio a su presentación y comenzaba a formarse un incipiente pogo, el heredero de Sid Vicious continuaba peleando, pero esta vez con algunos asistentes, por lo que fue expulsado momentaneamente del lugar.

PUA interpretó por cerca de media hora 12 canciones de su repertorio. Uno de los puntos altos fue cuando Neira, quien lucía una polera de los Violadores del LP "Bajo un sol feliz", dio el paso a "Agentes secretos de mierda", que con sus riffs acelerados encendieron el aún poco poblado Piraña Rock.

Además, la banda hizo sonar por los parlantes del recinto canciones como "Valentía Silenciosa", "El irlandés de mierda", "Ratas Callejeras" o "Cuando ladran nuestros perros".

La actuación de la banda fue escuchada con respeto. Pese a no ser una agrupación netamente punk-rocker, sí condensa dentro de su sonoridad actitud y letras contestatarias, matizadas con una puesta en escena atractiva y sobre todo: con propuesta. Se nota que PUA no busca copiar fórmulas utilizadas y readaptadas hasta la saciedad. Es rock n' roll al hueso y eso se agradece.

Ya en su última canción, la banda interpreta"Botellas Vacías", explicitando, al inicio, su rechazo a la ordenanza municipal de Pablo Zalaquett, que restringe la venta de alcohol en pubs y discoteques.


Sale Pegotes: entra 10 Botellas


"Hola, somos 10 Botellas, invitados de última hora", pronunciaba Torreja, vocalista de la banda, quien bromeaba con la posibilidad de que los trajeran engañados al recital.

El grupo formado en 1994 fue el encargado de reemplazar a Pegotes, quienes venían de tocar el día anterior junto a Flema y no alcanzaron a llegar a la tocata de Santiago.

A las 18.00, la banda dio inició su presentación con el tema que da el nombre a la banda e inicia su material Alcohol contra el Estado, primer LP de 1998 del actual quinteto.

Con algo más de público, la agrupación logró encender a la audiencia, interpretando canciones ya emblemáticas de su discografía, como "Hígado Valiente", "Represión Policial" o "La playa de Lavín", adaptación del clásico ramonero "Rockaway Beach", que describe las "ocurrencias" del actual candidato a senador de la UDI por la Quinta Costa.

"Esta canción la hicimos cuando escuchábamos mucho Flema, 2 Minutos", señalaba el guitarrista de la banda, dando paso a "Muy difícil", sexta canción de Alcohol contra el Estado.

Uno de los momentos más celebrados fue cuando 10 Botellas interpretó el cover de Misfits "I Turned Into A Martian", provocando el primer gran pogo de la tarde.

10 Botellas hizo lo que sabe. La agrupación que teloneó a Los Muertos de Cristo en su primera despedida, el año 2007, repasó por cerca de 20 minutos un punk-rock vivencial, acelerado y potente, que fue recibido de buena forma por los presentes.

"Abandono Social" fue la última canción ejecutada por la banda, que dio término a su correcta presentación.


Malacura para ti

A las 18.35 Malacura subía al escenario. Partieron con "No quiero vivir", recibiendo una aceptable aprobación por parte del público.

La banda interpretó 15 canciones durante 25 minutos. Por los parlantes sonaron "Mil cervezas", en donde lograron gatillazar un lindo pogo circular, "Soledad" o "Maldita sea", canción que será incluida en su próximo disco en estudio.

"Gracias, vamos a tocar un tema de Flema, del Cinco de Copas", señala Américo, vocalista de la banda, para introducir "Toman no dan nada", lo que genera la algarabía del público.

Ricky Espinosa estuvo presente, en la actuación de Malacura. Por lo menos con alusivas referencias durante toda la presentación de la banda. Canciones como "Ricky otra vez", un sentido homenaje contenido en La última cena de punk y vino, la citada "Mil cervezas" y la interpretación de "Recordándote", también de autoría de los trasandinos, matizaron una presentación que fue bien recibida por el público, quienes corearon, poguearon y escucharon con respeto al quinteto nacional.

"Gracias a todos, con esta nos vamos", señalaba Américo, para interpretar "Malacura", canción que da nombre a la banda y que de cierta forma constituye una declaración de principios del cuarteto.

A las 19.00 la banda abandona el escenario del Piraña.


Improvisada pista de baile

Era la primera vez que el cuarteto trasandino formado en 1995 visitaba Chile. Pese a que su estilo rockanrollero no era del gusto de la mayoría de los asistentes, sí lograron prender por momentos a un público cada vez más ansioso de ver a Flema en el escenario.

La banda, que ya había tocado con la agrupación de Ricky Espinosa en 1999 y con quien tenían un fuerte lazo afectivo, interpretó diversos himnos de su discografía, como "Putas", que transformó el Piraña en una improvisada pista de baile, "Demasiada Libertad", contenida en el disco Contacto (2007) o "Villanos", canción que da el nombre a la banda."Es sólo rockandroll: ¡Villano!", gritaba Niko Villano en medio de la ejecución del tema.

Además, la banda tocó algunos covers, como "I Wanna Be Sedated" de Ramones,"Johnny B. Goode" de Chuck Berry y "Te hacen falta vitaminas" de Soda Stereo.

En general, la actuación de Villanos cumplió con las expectativas. Sin embargo, su música, más cercana a un sonido rollinga -pese a que al cuarteto no le acomoda esa caracterización-, se notaba por momentos, fuera de contexto. La indiferencia del público en varios pasajes de su extensa actuación de 45 minutos fue una prueba de aquello.


Sin respiro

A las 20.10 Flema parte su energética presentación. Como siempre, el himno elegido, al igual que en la casi totalidad de los conciertos de la banda formada en 1987 fue "Más feliz que la mierda", canción que inmediatamente fue coreada por los cientos de asistentes que ya se agolpaban cerca del escenario.

En esta oportunidad y a diferencia de su presentación en Junio pasado en el Monster of Punk, la banda argentina actuó como cuarteto, sin la presencia de Maxi Martin y con Fernando Rossi ejecutando el bajo nuevamente.

El show fue sin respiro. Uno a uno iban apareciendo los clásicos de la banda, como "Vamos a fumar", "Grande Angie", "La sangre de tu hermana" o "Ahogado en alcohol", momento en que varios asistentes, extasiados con la interpretación, subieron al escenario e intentaron cantar junto a sus ídolos.

"Le queremos pedir un aplauso para Villanos, es la primera vez que los chicos visitan Chile", señalaba Fernando, dando paso así a "Recordándote".

Mucho se criticó la actuación pasada de Flema en Santiago, en donde ejecutaron una débil presentación y para muchos quedaron en deuda. Pero esta vez la saldaron con creces. La banda tocó cada uno de sus clásicos y no aflojó en ningún momento, demostrando además, una total conexión con el público durante toda su presentación.

Hay varios argumentos que justifican esto último, pero el central, a mi juicio, radica en la vigencia y vitalidad de los textos desgarradores de Ricky Espinosa, aún respirando en los acordes de sus compañeros de toda una vida, quienes continúan sacándonos una sonrisa con las canciones que nos han visto emocionarnos durante tantos años.

Esta mística se plasmó durante varios pasajes, como la interpretación conjunta con Villanos de "Si yo soy así", en "Lejos de casa", durante la sólida "No quiero ir a la guerra", en "Cáncer" o en el clásico máximo de la banda: "Nunca seré policía".

Cabe señalar que no fue fácil para Flema llegar a Santiago. Pese a que no hubo mención explícita en el concierto, la banda pasó por serios problemas en su periplo por el Norte, en donde sus pasaportes fueron retenidos por la PDI en Coquimbo, por lo que tuvieron que cancelar sus fechas en Iquique y Antofagasta. Sin embargo, pese a los problemas iniciales y a las factibles posibilidades de una cancelación de la gira, pudieron legalizar sus papeles, convirtiéndose en residentes chilenos.

Claramente cada uno de los asistentes estaban extasiados. Saltaban, gritaban, pogueaban y subían insistentemenete al escenario -hasta que guardias impidieron continuar con la acción-. Como decían algunos, "fue una fiesta exclusivamente para la familia Flema".

En síntesis, Flema por fin se lució. Esta vez, con sus incondicionales: con sus verdaderos fanáticos. De esos que conocieron a la banda en los noventa y que tuvieron la oportunidad de verlos con Ricky Espinosa a la cabeza. Y también junto a seguidores que se reapropiaron de las canciones de la banda después de la trágica disolución de 2002.

Ojalá que durante este año Flema pueda editar por fin su dilatado proyecto Flema Not Dead vol. 1, disco en vivo que condensa su actuación en el Teatro del año 2007. Pero no sólo eso. Todos los seguidores esperan, además de continuar cantando los éxitos imborrables del grupo, escuchar nuevas composiciones de los muchachos. Creo que la fanaticada y la propia banda se merecen que el legado continúe con nuevos himnos, que de seguro estaremos ansiosos de oír.

Todo indica que hay Flema para rato. Espero que el próximo regreso, ojalá con nuevo material en estudio bajo el brazo, sea capaz de transmitir, al menos, un pedacito de la intensidad, energía y conexión que se generó con el público el sábado en el Piraña.

Gran presentación: grande Flema.



Texto: Simón Pérez
Fotos: Sergio Sandoval

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