La cita del sábado para los más de 600 asistentes que llegaron a Arena Recoleta era claramente con la historia. ¿Cuantas veces nos dejamos llevar por las líricas de Oi! The Arrase? ¿Cuantas veces compartimos unos tragos con Bisonte y sus camaradas? ¿Cuantas veces nos vimos envueltos en situaciones retratadas dentro de sus canciones? El día de hoy sirvió para que todo esto se archivara en la memoria de muchos románticos.
Por Ángel García
Pasado las 17.00, abrieron la jornada los chicos de los Kolegas. A pesar de que aún no había mucha gente, fueron apoyados de principio a fin por la gran mayoría de los asistentes. Incluso por una bandera de la banda, que flameaba en medio de su presentación. Sin duda, sorprendieron a más de alguien con su sonido potente y seguro.
Con 15 temas en su set, con canciones como Hijos de la Violencia, Mentiras Sagradas o Callejero, demostraron gran firmeza en todos sus temas. Las horas de ensayo han causado notorios efectos en estos chicos, ejecutando un espectáculo de gran calidad y versatilidad.
Potencia y actitud desde Rancagua
Luego, con pocos minutos entre banda y banda, se subieron los chicos rancaguinos de Maldito Payaso. En esta agrupación me quiero detener, ya que nunca había tenido el placer de verlos en vivo en un show de esta envergadura.
Luego de agradecer a sus amigos de Rancagua, a la organización y aclarar que la lucha estaba en la calle, debo decir que me sorprendieron gratamente.
La potencia y la actitud que generan en vivo hace mucho tiempo que no la veía en una banda proveniente fuera de Santiago. Más que acertado por parte de la producción en esto de ampliar y ver banda de regiones.
Con la voz traposa de su vocalista y las ganas de expresar de manera natural y convincente sus pensamientos, son parte de una atractiva propuesta que nos ofrecen estos muchachos. Que no sólo derrochan personalidad, sino que transmiten un mensaje a cabalidad. Ellos encendieron al público en muy poco tiempo y para los que estábamos presenciando el show fue un afortunado set que realizaron estos cinco amigos, que incluso incluyó ska.
En escena...¡Puntas de Acero!
La última vez que vi en vivo a Puntas de Acero fue en el bar la Gota unos años atrás. Alvaro (voz) ahora venía muy tranquilo pero a la vez ansioso, pensando en lo que sería su paso por Arena Recoleta. Recordemos que en este mismo semestre se presentaron en el mismo local junto a Kaos Urbano frente a un marco impresionante.
"Hola chico, ¡somos Puntas de Acero!", frase que dio el comienzo a los primeros riffs rabiosos de esta banda Argentina. Los chicos asistentes, si bien estaban algo flojos para el pogo, no influyó en las ganas de hacer reventar el local por parte de los "Mendoza Boys".
Se bajaron agradecidos por la efusiva respuesta del público. Personalmente, encontré que fue un corto espectáculo.
Unos minutos más tarde subieron los serenenses de KAS. Periko y su mohica denotaban un alegato en contra de las mafias del fútbol con "Aún hay problemas". Encendían así la noche con su clásico streetpunk, dedicado a los mapuches y a los compañeros desaparecidos, con un recibimiento que hizo temblar los ánimos y a más de alguna chica.
La gente siente una gran complicidad con KAS y eso se notó de inmediato. Con una propuesta directa inyectaron de pogo y slam cada uno de los espacios.
Aunque a esa hora estaba jugando Chile con Colombia y muchos esperaban la transmisión en vivo del match, poca importancia se le dio a los once dirigidos de Bielsa.
KAS ha hecho bien las cosas. No me extrañaría si los viéramos prontamente como cabeza de cartel de más de algún show santiaguino.
Como comentario anecdótico, puedo señalar que entre tema y tema comenzaron a pedir el partido de Chile. Empezaba el siguiente tema y los chicos se hacían pedazos cantando y bailando. Terminaba otra canción y volvían a pedir el partido. Y así la gran mayoría del show de KAS.
Finalmente, cuando terminó Perico y cía por fin pusieron el partido, lo que sirvió para calmar los ánimos y reunir uno que otro crew en base a fútbol y cervezas. Una mezcla que aunque para algunos es indiferente, para la mayoría de los skinheads es una de sus principales diversiones.
Como todos saben, Chile ganó 4-2 a Colombia, resultado que incitó a aumentar los altos grados de diversión ya en el cuerpo, dejando lista la tarima para que el quinteto, ya a estas alturas consagrado y una de las agrupaciones más antiguas existentes del movimiento, subiera al escenario. Me refiero a Curasbún.
Pese a que el repertorio no distó tanto de lo que fue la pasada fecha junto a Kaos Urbano, la banda es por lejos una de las más atractivas de la escena streetpunk de nuestro país. Lleno de clásicos y con un discurso político claro mostraron el por qué están donde están.
Si bien hubo problemas con la amplificación y en un tema Gian -bajista- fue escupido por uno de los asistentes, lo que provocó que Perico reaccionara bajándose a encararlo, esto no fue problema para que los asistentes cantaran eufóricamente los clásicos de esta banda santiaguina.
Fue un show muy intenso, cargado de emotividad. Esto se reflejó en el momento específico, cuando Fernando, voz de la banda, quien lucía un blondo mohicano sobre su cabeza, hizo subir a Víctor Bisonte -a esas alturas dueño de la noche-, para que en una especie de rito, cortara un pequeño mohicano amarillo que tenía sobre su cabeza tatuada. "¿Estais seguro?", preguntaba. "Sí, porque somos lo mismo. Punks y skin somos lo mismo", señalaba.
"¡Gracias Víctor!", fue lo último que se escuchó al momento de apagar la máquina. Curasbún continuaba así con su repertorio.
El sonido no fue el mejor, lo sé y lo sabemos. De todos lados se escuchaba distinto. Adelante era un sonido demoledor, de atrás sólo una voz con espejismos de bombo, pero a esa altura, con una clasificación al Mundial a cuestas, poco y nada nos interesaba escucharlos como músicos de conservatorio.
Y el plato de fondo...
Creo que fue la banda que más se demoró en subir al escenario. Con una larguísima introducción grabada más las luces de todo el recinto apagadas, hicieron que a más de algunos se nos erizaran los pelos. Ver a tamaña banda en vivo es algo que hace un par de años no estaba en nuestros planes.
Partieron sonando un cañón. Sólidos, seguros y claros de cual era su labor esta noche.
La primera parte del set fue mayormente con una guitarra, por problemas con un amplificador. Aunque para los que asistimos al show, para ser sinceros, poco y nada importó.
Las cabezas rapadas y mohicanos se hacían uno entre el mar de gente que con puños en alto, cantaba sin pedir nada a cambio.
A mitad del set, Bisonte dedicó un tema a Víctor Jara, "Sé que nos volveremos a encontrar".
La agrupación sorprendió y deslumbró a cada uno de los presentes con canciones de toda una década. Aún recuerdo cuando llegaron a mis manos los cassettes de esta banda, los que me apresuré en copiar, porque no podían faltar dentro de mi colección.
En síntesis: una una noche memorable. En donde sonaros clásicos imborrables de la banda, como Punk y Skins, No hay futuro, no hay esperanza o Solidaridad, los mismos que aún nos siguen electrizando el cuerpo. Grande OI! The Arrase.
Por Ángel García
Pasado las 17.00, abrieron la jornada los chicos de los Kolegas. A pesar de que aún no había mucha gente, fueron apoyados de principio a fin por la gran mayoría de los asistentes. Incluso por una bandera de la banda, que flameaba en medio de su presentación. Sin duda, sorprendieron a más de alguien con su sonido potente y seguro.
Con 15 temas en su set, con canciones como Hijos de la Violencia, Mentiras Sagradas o Callejero, demostraron gran firmeza en todos sus temas. Las horas de ensayo han causado notorios efectos en estos chicos, ejecutando un espectáculo de gran calidad y versatilidad.
Potencia y actitud desde Rancagua
Luego, con pocos minutos entre banda y banda, se subieron los chicos rancaguinos de Maldito Payaso. En esta agrupación me quiero detener, ya que nunca había tenido el placer de verlos en vivo en un show de esta envergadura.
Luego de agradecer a sus amigos de Rancagua, a la organización y aclarar que la lucha estaba en la calle, debo decir que me sorprendieron gratamente.
La potencia y la actitud que generan en vivo hace mucho tiempo que no la veía en una banda proveniente fuera de Santiago. Más que acertado por parte de la producción en esto de ampliar y ver banda de regiones.
Con la voz traposa de su vocalista y las ganas de expresar de manera natural y convincente sus pensamientos, son parte de una atractiva propuesta que nos ofrecen estos muchachos. Que no sólo derrochan personalidad, sino que transmiten un mensaje a cabalidad. Ellos encendieron al público en muy poco tiempo y para los que estábamos presenciando el show fue un afortunado set que realizaron estos cinco amigos, que incluso incluyó ska.
En escena...¡Puntas de Acero!
La última vez que vi en vivo a Puntas de Acero fue en el bar la Gota unos años atrás. Alvaro (voz) ahora venía muy tranquilo pero a la vez ansioso, pensando en lo que sería su paso por Arena Recoleta. Recordemos que en este mismo semestre se presentaron en el mismo local junto a Kaos Urbano frente a un marco impresionante.
"Hola chico, ¡somos Puntas de Acero!", frase que dio el comienzo a los primeros riffs rabiosos de esta banda Argentina. Los chicos asistentes, si bien estaban algo flojos para el pogo, no influyó en las ganas de hacer reventar el local por parte de los "Mendoza Boys".
Se bajaron agradecidos por la efusiva respuesta del público. Personalmente, encontré que fue un corto espectáculo.
Unos minutos más tarde subieron los serenenses de KAS. Periko y su mohica denotaban un alegato en contra de las mafias del fútbol con "Aún hay problemas". Encendían así la noche con su clásico streetpunk, dedicado a los mapuches y a los compañeros desaparecidos, con un recibimiento que hizo temblar los ánimos y a más de alguna chica.
La gente siente una gran complicidad con KAS y eso se notó de inmediato. Con una propuesta directa inyectaron de pogo y slam cada uno de los espacios.
Aunque a esa hora estaba jugando Chile con Colombia y muchos esperaban la transmisión en vivo del match, poca importancia se le dio a los once dirigidos de Bielsa.
KAS ha hecho bien las cosas. No me extrañaría si los viéramos prontamente como cabeza de cartel de más de algún show santiaguino.
Como comentario anecdótico, puedo señalar que entre tema y tema comenzaron a pedir el partido de Chile. Empezaba el siguiente tema y los chicos se hacían pedazos cantando y bailando. Terminaba otra canción y volvían a pedir el partido. Y así la gran mayoría del show de KAS.
Finalmente, cuando terminó Perico y cía por fin pusieron el partido, lo que sirvió para calmar los ánimos y reunir uno que otro crew en base a fútbol y cervezas. Una mezcla que aunque para algunos es indiferente, para la mayoría de los skinheads es una de sus principales diversiones.
Como todos saben, Chile ganó 4-2 a Colombia, resultado que incitó a aumentar los altos grados de diversión ya en el cuerpo, dejando lista la tarima para que el quinteto, ya a estas alturas consagrado y una de las agrupaciones más antiguas existentes del movimiento, subiera al escenario. Me refiero a Curasbún.
Pese a que el repertorio no distó tanto de lo que fue la pasada fecha junto a Kaos Urbano, la banda es por lejos una de las más atractivas de la escena streetpunk de nuestro país. Lleno de clásicos y con un discurso político claro mostraron el por qué están donde están.
Si bien hubo problemas con la amplificación y en un tema Gian -bajista- fue escupido por uno de los asistentes, lo que provocó que Perico reaccionara bajándose a encararlo, esto no fue problema para que los asistentes cantaran eufóricamente los clásicos de esta banda santiaguina.
Fue un show muy intenso, cargado de emotividad. Esto se reflejó en el momento específico, cuando Fernando, voz de la banda, quien lucía un blondo mohicano sobre su cabeza, hizo subir a Víctor Bisonte -a esas alturas dueño de la noche-, para que en una especie de rito, cortara un pequeño mohicano amarillo que tenía sobre su cabeza tatuada. "¿Estais seguro?", preguntaba. "Sí, porque somos lo mismo. Punks y skin somos lo mismo", señalaba.
"¡Gracias Víctor!", fue lo último que se escuchó al momento de apagar la máquina. Curasbún continuaba así con su repertorio.
El sonido no fue el mejor, lo sé y lo sabemos. De todos lados se escuchaba distinto. Adelante era un sonido demoledor, de atrás sólo una voz con espejismos de bombo, pero a esa altura, con una clasificación al Mundial a cuestas, poco y nada nos interesaba escucharlos como músicos de conservatorio.
Y el plato de fondo...
Creo que fue la banda que más se demoró en subir al escenario. Con una larguísima introducción grabada más las luces de todo el recinto apagadas, hicieron que a más de algunos se nos erizaran los pelos. Ver a tamaña banda en vivo es algo que hace un par de años no estaba en nuestros planes.
Partieron sonando un cañón. Sólidos, seguros y claros de cual era su labor esta noche.
La primera parte del set fue mayormente con una guitarra, por problemas con un amplificador. Aunque para los que asistimos al show, para ser sinceros, poco y nada importó.
Las cabezas rapadas y mohicanos se hacían uno entre el mar de gente que con puños en alto, cantaba sin pedir nada a cambio.
A mitad del set, Bisonte dedicó un tema a Víctor Jara, "Sé que nos volveremos a encontrar".
La agrupación sorprendió y deslumbró a cada uno de los presentes con canciones de toda una década. Aún recuerdo cuando llegaron a mis manos los cassettes de esta banda, los que me apresuré en copiar, porque no podían faltar dentro de mi colección.
En síntesis: una una noche memorable. En donde sonaros clásicos imborrables de la banda, como Punk y Skins, No hay futuro, no hay esperanza o Solidaridad, los mismos que aún nos siguen electrizando el cuerpo. Grande OI! The Arrase.