9/01/2011

Cuando mentir es la solución: Yes Men y su batalla anticorporativa

Quizás el acto de mayor resquebrajamiento que se puede realizar en contra los pilares del actual sistema neoliberal, es dejar al descubierto lo endeble de sus fundamentos, de sus principios que justifican toda su estructura ideológica que condensa palabras como libertad de empresa, de enseñanza, de emprendimiento y de otras falacias por el estilo.

O sea, libertad asociada a una conceptualización individual, propia de la esencia de quien la enarbola, muchas veces -casi siempre en realidad- incompatible con la que reivindica un "otro" peligroso, observado con sospecha, ya que puede transformarse en una potencial amenaza. Una forma de dejar en evidencia estos pilares es mediante la burla. Mimetizarse dentro de esa lógica argumentativa, hacer propia esa categoría de valores que orientan acciones hacia una mirada atomista de la vida. Eso hacen los Yes Men.

Los Yes Men son un grupo de activistas estadounidenses, conformado por Andy Bichlbaum y Mike Bonanno, quienes han realizado una serie de osadas acciones que han puesto en ridículo a una decena de corporaciones multinacionales, como McDonalds, Halliburton o mediales (New York Times) ¿El método? Suplantar a altos ejecutivos de las firmas y llevar al extremo la racionalización de sus argumentaciones, sobre todo dentro de conferencias empresariales.

Las últimas acciones de esta dupla revolucionaria está sintetizada en el documental The Yes Men Fix the World (2009). En el material audiovisual, se realizan acciones, que desde la mirada del espectador, rozan lo demencial, pero que dentro la lógica empresarial y utilitarista en que están envueltos los accionistas y ejecutivos de las empresas ridiculizadas, se encuentra dentro de la categoría de lo cotidiano, de lo normal.

Un ejemplo de esto se produjo en junio de 2007 en la conferencia de "National Petroleum Council", situación en que ambos se hicieron pasar por representantes de ExxonMobil, señalando que debido al daño que está causando el petróleo para la humanidad, la firma está desarrollando "modelos alternativos" para hacer más sustentable el ecosistema. Ante esto, los Yes Men proponen "Vivoleum", combustible que está compuesto de cadáveres humanos. Mientras hablaban, ya habían sido repartidas una serie de velas compuestas por el supuesto combustible humano, generado, como fue relatado en el video de la conferencia, en base a un trabajador de la compañía, que tenía una enfermedad terminal y se mostraba muy contento de poder colaborar y "servir a la ciencia". La gente escucha con interés, sólo se esboza algo de molestia cuando se les comunica que sus velitas serían restos de una persona. Incluso, algunos aplauden al final.

"No estamos hablando de matar a nadie, sino de utilizarlos una vez que la naturaleza haya hecho el trabajo sucio. Después de todo, 150 mil personas mueren cada año como consecuencia del cambio climático. Con seguridad eso crecerá. ¿Vamos a desperdiciarlo? Eso sería cruel", señalan.

En este caso, los Yes Men son interrrumpidos y su discurso no alcanza a desarrollarse en todo su potencial. Donde sí lo hacen es en el aniversario del desastre de Bhopal, masacre multinacional poco conocida en Chile, pero que hasta hoy sigue generando nefastas consecuencias en la población hindú.

Resumiendo este lamentable hecho, la multinacional Union Carbide tenía una planta de fabricación de herbicidas, pesticidas y otros productos para la agricultura en India (ciudad de Bhopal). Como ha sido tradicional en la lógica de estas empresas, de trasladarse a zonas del "tercer mundo" para abaratar costos y donde no existen legislaciones sólidas en materia laboral y medioambiental, se produjo un accidente de proporciones, gatillado por una masiva fuga de productos tóxicos, ya que no se tomaron medidas de mínimas de seguridad y mantenimiento.

¿El resultado? Más de 20 mil fallecidos y cerca de 600 mil hindúes afectados producto de la contaminación y emanaciones tóxicas, que ocasionaron graves enfermedades en la población. Para reflotar este hecho, los Yes Men crearon un sitio falso de la empresa que compró Union Carbide, Dow Chemical, y fueron requeridos por la BBC para referirse al hecho en su veinteavo aniversario. Ahí Andy Bichlbaum apareció como "Jude Finisterra" (falso vocero de la firma) y señaló en directo, ante más de 300 millones de telespectadores, que Dow asumiría la responsabilidad por los daños -acción que hasta hoy no realiza-, pese a que esto generara pérdidas para los accionistas, porque lo único que importa "es que la dignidad de esas personas sea recobrada".

El fraude duró un par de horas. Tiempo suficiente para que la noticia fuera reproducida por agencias internacionales y las acciones se desplomaran e hicieran perder millones de dólares a los accionistas de Dow Chemical. Además, se generó un amplio debate, como se documenta en el material, tanto en EE.UU como en India, que volvió a poner en entredicho las intenciones y las motivaciones que llevan a estas empresas a radicarse en países que no obtienen ningún beneficio de sus incursiones "emprendedoras" y que, ante los desastres que provocan, no asumen ninguna responsabilidad.

Y hay más casos. Como el traje "con forma de pelota gigante" que previene el terrorismo, diseñado supuestamente por Halliburton -el que increíblemente es alabado por los inversionistas de la conferencia- o el documental falso que realizan sobre Milton Friedman, poniendo en evidencia lo estúpido de los argumentos de los economistas -uno señalaba, por ejemplo, que el cambio climático era positivo porque vamos a tener más calor y "a todos nos gusta el calor"-.

En síntesis, es un material notable: inspirador. Sobre todo, revitalizador en medio de un contexto donde Chile parece haber despertado después de un excesivo letargo de apatía e indiferencia. Además, necesario. Porque pese a todo el esfuerzo que están realizando los estudiantes, siempre la mentira burda y derechamente estúpida, enarbolada por estos defensores de la institucionalidad pinochetista, realizarán lo imposible para imponer sus argumentos.

Una opción no reivindicada, propuesta por este documental, podría ser mentirles de vuelta y hacerles pensar que creemos en sus argumentos. Quizás sea la única manera de que, por algunos segundos fugaces y apenas perceptibles, nos hablen con la verdad.

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