The Passenger
(Por Nihilista Innecesario)
Siempre me ha impresionado que Iggy Pop siga vivo. No porque quiera atribuirle características simbólicas a su longevidad, pero no deja de ser raro.
Ya, basta de mentir: tiene que significar algo. Porque, vamos, es Iggy Pop, el ser humano más autodestructivo existente. Ese que quería ser perro con tal que una linda señorita lo mirara. Sí: Iggy Pop
A principios de año dijeron que La Iguana venía a Chile. Pocas veces había estado tan contento. Imagínense ver a Iggy tirándose al piso gritando No Fun. Imagínense a Iggy gritar y escupir Lust For Life a pesar de que tenga cuanto, 60 años? El viejo no se muere, no puede morirse. O se, puede, pero todavía no. Bueno, fue todo mentira (como siempre).
No vino Iggy Pop, ni creo que venga. Puede que tenga público, pero eso nunca ha sido relevante para los productores del placer musical en base a quince lucas. Iggy debería tocar en la calle, en una plaza. No, mejor en un pasaje. Y escupir, y vomitar y seguir escupiendo y seguir vomitando.
Vi su actuación en Coffee and Cigarrettes: una mierda. O sea, claro, siempre será artístico y cool ver a tus ídolos del momento ser ellos mismos en una película, pero es tan forzado, tan cínico, tan poco Iggy Pop, que no tiene mayor relevancia. Si Iggy Pop es Iggy Pop: nihilista, contradictorio, drogadicto, solitario. No puede tratar de adquirir una postura intelectual frente a su música, no tendría sentido. Porque está claro que con The Stooges y en el 70% de sus discos hay inconformidad. Es innegable que no es tonto, pero eso no significa que tengamos que ponernos demasiado graves.
Y sí, el rock n roll es eso: no ponernos demasiado graves. Eso entrégaselo a la música política o a los panfletos de bolsillo. El rock no puede ser serio, predecible, monótono. El rock se escapa, te mira, te sacude, te golpea.
Y Iggy Pop es un rockero, un maldito punk que será mitificado cuando muera. Un maldito incomprendido que será visto como una de las tantas expresiones artísticas que nos dan respuestas ante tantas preguntas confusas. En fin, periodistas de mierda.
(Por Nihilista Innecesario)
Siempre me ha impresionado que Iggy Pop siga vivo. No porque quiera atribuirle características simbólicas a su longevidad, pero no deja de ser raro.
Ya, basta de mentir: tiene que significar algo. Porque, vamos, es Iggy Pop, el ser humano más autodestructivo existente. Ese que quería ser perro con tal que una linda señorita lo mirara. Sí: Iggy Pop
A principios de año dijeron que La Iguana venía a Chile. Pocas veces había estado tan contento. Imagínense ver a Iggy tirándose al piso gritando No Fun. Imagínense a Iggy gritar y escupir Lust For Life a pesar de que tenga cuanto, 60 años? El viejo no se muere, no puede morirse. O se, puede, pero todavía no. Bueno, fue todo mentira (como siempre).
No vino Iggy Pop, ni creo que venga. Puede que tenga público, pero eso nunca ha sido relevante para los productores del placer musical en base a quince lucas. Iggy debería tocar en la calle, en una plaza. No, mejor en un pasaje. Y escupir, y vomitar y seguir escupiendo y seguir vomitando.
Vi su actuación en Coffee and Cigarrettes: una mierda. O sea, claro, siempre será artístico y cool ver a tus ídolos del momento ser ellos mismos en una película, pero es tan forzado, tan cínico, tan poco Iggy Pop, que no tiene mayor relevancia. Si Iggy Pop es Iggy Pop: nihilista, contradictorio, drogadicto, solitario. No puede tratar de adquirir una postura intelectual frente a su música, no tendría sentido. Porque está claro que con The Stooges y en el 70% de sus discos hay inconformidad. Es innegable que no es tonto, pero eso no significa que tengamos que ponernos demasiado graves.
Y sí, el rock n roll es eso: no ponernos demasiado graves. Eso entrégaselo a la música política o a los panfletos de bolsillo. El rock no puede ser serio, predecible, monótono. El rock se escapa, te mira, te sacude, te golpea.
Y Iggy Pop es un rockero, un maldito punk que será mitificado cuando muera. Un maldito incomprendido que será visto como una de las tantas expresiones artísticas que nos dan respuestas ante tantas preguntas confusas. En fin, periodistas de mierda.
