8/08/2007

El renacer de FLEMA




Parece que los regresos están de moda. Muy bonito. Los fanáticos, esos incondicionales, que son capaces de dejarse caer en las garras de los simpáticos productores usureros, podrán tener sus dos horas de felicidad descontrolada. Lo que no es malo. Bueno, que te cobren 30 lucas por un pedacito de alegría siempre será éticamente cuestionable, pero en fin.

Pero pasó algo raro en medio de estos inusuales regresos. Entre medio de las metáforas complicadas y profundas de Cerati y el beat perfecto de Stuart Copland bajo los tarros en la policía, llegó a mis oídos una noticia que jamás pensé que podría convertirse en realidad, al menos no en esta realidad: FLEMA REGRESA.

Lo primero que se te viene a la cabeza es si Ricky Espinosa, uno de los pocos punks con actitud y honestidad que han existido dentro de la extraña y heterogenea escena punk-rock -otro podría ser Steve Ignorant o Jello Biafra-, no murió y volverá a liderar la banda que él creo y que mantuvo viva por casi quince años, hasta su triste fallecimiento. Lo triste es que eso nunca pasará. Ricky está muerto y para nuestros angustiados corazones jamás volverá a reventarnos las neuronas. Pero los sobrevivientes, los que tuvieron el coraje de reinventarse bajo Topos, decidieron, quizás, dejándose llevar por la nostalgia, revivir a la banda, en una gira, conmemorando los veinte años.

No deja de ser raro, es innegable. Porque Ricky Espinosa era Flema. Y no sólo me refiero a un tema ligado a la composición, sino que él era el espíritu del grupo. Su actitud, su postura melancólica y casi derrotada frente a la vida, pero mimetizada con una alegría siempre contenida, sus entrevistas deslenguadas, son elementos que nunca pude ver en Topos. Siempre estaban y creo que estarán, pese al sincero intento de reinventarse, a la sombra de la leyenda.

Muchos están criticando esta vuelta. "Se vendieron" -dicen algunos por ahí-. Podría pensar eso de mucha gente, pero no de los chicos de Gerli. El legado de Flema va más allá de un tema monetario: es una postura frente a la vida. Aunque en el fondo de sus corazones les gustaría llenar estadios, la coherencia con sus propio discurso jamás pretendería algo así. Si son punks. De esos que destellan rabia, alegría, melancolía y que junto a una música distorcionada y no muy elaborada, nos recuerdan la necesidad de seguir viendo la vida con sospecha. Pero no sólo quedándose con sus sombras, con sus melancolías, con sus fracasos. También con esa alegría tan espontánea y sincera que te puede otorgar la existencia. De eso veremos en Octubre. Pasarán por Uruguay, Argentina, Perú y Chile.

En el último concierto de Flema en donde decenas de bandas homenajearon la memoria de Ricky, el público gritaba insistentemente que no había muerto. Su propio padre dijo que mientras el punk siga sonando, Ricky seguirá estando. En un par de meses, con sus amigos de toda la vida y puede que con un vocalista que de alguna forma estuvo ligados a la banda -como el de Superuva o el de Embajada Boliviana- lo podremos comprobar.

Como leí por ahí: Ricky no murió, que se muera Cerati.

blog comments powered by Disqus