11/08/2009

Faith No More se reencontró con Santiago

Producto de esos rajazos que no se repiten dos veces en la vida, estoy caminando rumbo al Teatro Caupolicán para ver el regreso de Faith No More a Chile, después de 14 años. Curiosamente, al mismo recinto que los llenó de pollos en septiembre de 1995 teloneando a Ozzy Osbourne.

Ya adentro, cerca de las 19.00, observo como poco a poco comienzan a llenarse el lugar.

El público de la fecha del 29 de Octubre era heterogéneo. Se notaba mucho fanático nostálgico de agrupación formada en 1981, de ese que repetía hasta la saciedad que vio a la banda el 95', pero también del más nuevecito, de esos que parecen haberse contagiado repentinamente con las melodías de Billy Gould y cía.

Lerdo a escena

Cerca de las 20.15 suben al escenario los desconocidos Lerdo. Inesperada elección -cabe señalar que fueron "pedidos" directamente por Patton, quien exigió un telonero nacional-, pero de ninguna forma un error. Entre tanto canapé reiterativo, es estimulante ver nuevas propuestas, sobre todo ante un marco de público tan grande, que ya comenzaba a llenar un Caupolicán infestado en publicidad.

Personalmente, me dio un poco de lata lo que le pasó a la banda. En un comienzo, Lerdo deslumbró a los fanáticos con una sonoridad experimental, cercana a Mr Bungle o Fantomas, y una poderosa puesta en escena, que provocó durante sus primeros minutos de actuación aplausos cerrados por parte de los asistentes.

Quizás la impaciencia de la gente le jugó una mala pasada a la banda, ya que cuando llevaban cerca de 20 minutos interpretando, comenzaron las rechiflas generalizadas, sobre todo de la parte alta del recinto, quienes se impacientaban ante la demora de Faith No More.

Varias joyitas

Cerca de las 21.40 Faith No More subió al escenario. Los mismos que se despidieron indefinidamente en 1998 volvían a pisar suelo chileno, dándole comienzo a la primera de sus dos fechas en Santiago.

"Collision" dio el inicio al concierto, lo que provocó un coro espontáneo. En general, pese a que sigo encontrando demasiado corto el recital, Faith No More regaló varias de su joyitas, como "Caffeine", "The Real Thing" o la notable "Midlife Crisis".

La banda también entregó algunos momentos simpáticos. Parece que internet por fin está logrando la tan alabada aldea global y los videitos que se hacen acá si se están viendo en otras partes del mundo.

La campaña "Frei No More", ideada por enojados seguidores de Piraña y que parodia al actual candidato de la Concertación con canciones de los californianos de fondo, hizo que Patton pronunciara en ánimo jocoso, que habían cambiado su nombre por el citado eslogan, antes de "Last Cup of Sorrow".

También se acordaron de Antonio Vodanovic, a quien Patton besó y le agarró el culo en 1991 en la curiosa presentación en el Festival de Viña. El vocalista le dedicó "Evidence", canción que fue interpretada completamente en español, al igual que en el 95'.

Además, aparecieron fluidos que parecían menos frecuentes dentro de recitales masivos, como la, en algún momento reiterativa, lluvia de escuputajos que vivieron connotadas bandas, desde Ramones hasta Deftones.

"Es mejor tocar con vosotros sin los pollos, pero también con los pollos", pronunció Patton antes de iniciar "Just a Man". Lo que obviamente intensificó los escupitajos. El también vocalista de Fantomas, desafiante, devolvía e incluso llegó a lamerse uno que calló en su brazo izquierdo.

Fue una hora y media de concierto pero sigo encontrando gusto a poco. De Gala no tenía nada -todavía no entiendo que querían decir la productora con esa estrategia publicitaria-. Puede que esos conceptos refinados se estén asociando más al precio de las entradas que a alguna particularidad de los recitales.

Sin embargo, hubo muchos momentos altos. El sonido estuvo demoledor, Bill Gould, el mismo que estaba tocando junto a Jello Biafra bajo el nombre de Guantanamo School of Medicine, derretía su bajo, al igual que Roddy Bottum en el teclado, quien se mostraba muy afable con el público santiaguino.

Daba la impresión, por varios momentos del concierto en el Caupolicán, de que en esta vuelta, Faith No More no estaba sólo pensando en los millones de dólares que generan estos rentables regresos nostálgicos. Tal como ya lo han hecho Sex Pistols, The Police o más de alguna bandida argentina inofensiva que no vale la pena nombrar. Acá había algo más.

Faith No More siempre trató de mostrar una propuesta musical diferente y en medio de tanta banda poco creativa o de ese renacimiento del rock garage que poco tiene de garage, se agradece que vengan a recuperar el sitial del que nunca debieron retirarse.

Pedir disco nuevo es demasiado, sobre todo con la cantidad de compromisos que tiene cada uno de los integrantes del quinteto, que seguramente retomarán después de terminar el "Second Coming Tour".

Pese a los evidentes "no nos vamos ni cagando" pasadas las 23.00, que retumbaban el elegante Caupolicán, "Ricochet" -que fue cambiada por Patton por "Pinochet"-, dio término a la jornada.

Me quedé unos minutos en la entrada, esperando un poco probable regreso al escenario. Pero la micro amenazante de FF.EE, acompañado de la clásica amabilidad policial, quienes se apostaban por San Diego invitando a retirarse, daba por finalizado la jornada. No sé si irrepetible y tampoco tengo claro sí fue el concierto del año -no he tenido la suerte de ir a todos y tampoco tengo claridad cuales son "todos" cuando se afirma algo tan tajante-. Pero de que fue un buen concierto, de esos que se extrañan, claro que lo fue. Sí que lo fue.

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