"Hola, ¿cómo están?", me dijo inesperadamente Colin, vocalista y líder de Charged GBH desde la formación original de 1978, con un inconfundible acento inglés, mientras avanzaba junto al fotógrafo de Nihilismo Innecesario por un angosto pasillo que conducía hacia Arena Recoleta.
Fue sorpresivo, pero Colin estaba ahí, cerca de la entrada y nos dio la mano afectuosamente. El fundador de la banda procedente de Birmingham observaba como, poco a poco, llegaban los cientos de fanáticos que crecieron con sus desgarradoras letras, con sus himnos a la desesperanza, a la resignación.
De repente: desapareció. Se fue caminando rumbo a una puerta lateral que lo ocultó por algunos minutos, mientras se abría oficialmente la puerta que daba inicio a ésta jornada histórica.
Por fin GBH
Son 31 años de trayectoria y da la impresión de que el tiempo dejó de avanzar. Charged GBH está sobre el escenario de Arena Recoleta, realizando uno de los conciertos más sólidos del último tiempo en Chile.
El cuarteto tocó de todo, desde sus clásicos más representativos de mediados de los ochenta hasta sus últimas composiciones recolectadas en su melódico Ha-Ha del año 2002. Colin y compañía comenzaron a destrozarnos los oídos cerca de las 19.20. Pero, antes era el turno de Fiskales Ad-hok.
Desde pendejos
Ya con un local al 70% de su capacidad, bordeando las 17.40, Colin caminó inesperadamente rumbo al "backstage" desde un costado derecho del recinto, lo que generó espontáneos aplausos y el intento de obtener más de alguna foto. En el momento en que las miradas se trasladaban hacia el borde del escenario en búsqueda de recuerdos, los instrumentos aparecían para la prueba de sonido de la primera agrupación.
A las 18.20, Fiskales Ad-Hok sube al escenario.
"Es un honor para nosotros tocar con GBH, una banda que escuchamos desde pendejos", pronunció España, para darle comienzo a su presentación con "Caldo e' caeza", que se extendió por cerca de 50 minutos.
A diferencia de actuaciones anteriores, en donde el quinteto nacional interpretó algunos de los covers contenidos en "12", su último trabajo en estudio, en ésta ocasión la banda formada en 1986 concentró su repertorio en sus canciones más reconocidas, incluyendo además algunas de su último material con composiciones inéditas: Lindo Momento Frente al Caos del año 2007.
En total, Fiskales tocó 18 temas, como "Sudamérica: ¡No!", en donde se generó el primer pogo de la tarde, "Carlitos Jesús", dedicada a "a toda la gente que fue a la marcha de hoy (12 de Octubre) en contra de la colonización española" o "Al Puerto", una de las más celebradas y coreadas de su actuación.
Después de "Eugenia", los impacientes que ya repletaban el recinto empezaron a gritar cánticos para que G.B.H subiera al escenario. "Oooh, dale GBH", se escuchaba. Sobre todo, desde las primeras filas del público.
Sin embargo, aún quedaba por interpretar "Gordo", el cover de los Prisioneros "La cultura de la basura" y "El cóndor".
En general, fue una buena actuación. Fiskales realizó lo de costumbre: un show energético, bien ejecutado y profesional. Sin embargo, extrañé la presencia de otras bandas, que al igual que los autores de "Fiesta", tienen similares años de trayectoria y pocas veces cuentan con la posibilidad de presentarse en espectáculos de estas características.
"Chao conshatumadre, gracias", fueron las palabras finales que dieron término a un correcto show de la banda.
Sin respiro
GBH subió al escenario a las 19.20. Desde el primer momento en que Jock, quien lucía una polera de Gogol Bordello, hizo crujir su guitarra, y que Ross Lomas machacó su bajo, la fiesta inundó todos los espacios del Arena Recoleta.
La banda inició el recorrido por tu extensa discografía con "Race Against Time". Mientras Scott Preece terminaba de realizar la inconfundible introducción con su batería, Colin exhortó al público santiaguino a sumarse a los energéticos acordes de la melodía. "Santiago, are you ready?", pronunció eufórico, lo que desató inmediatamente la algarabía entre la totalidad de los presentes.
El inicio fue sin respiro. Mucho pogo, intentos de stage -frustrados ante la amenaza latente de los guardias que rodeaban el escenario- y centenares de gargantas forzadas, que coreaban sin parar cada una de las canciones que sonaban por los parlantes del recinto.
La tercera canción interpretada fue "Ha-Ha", la que da inicio y nombre al último larga duración de la banda del año 2002. Ese, que con un sonido algo más melódico, les otorgó el dilatado reconocimiento en suelo estadunidense que tanto se merecían. También interpretaron "Falling Down" del citado material.
"Hola Santiago, disculpa por no hablar español, somos GBH de Birmingham, Inglaterra. Ver tantos punks tan lejos es de lo mejor", pronunció Colin para darle el paso a "Diplomatic Inmmunity", una de las más coreadas de la tarde.
De ahí fueron clásicos uno tras otro, sin parar. "Freak", el emblemático tema del Ep Leather, Bristles, Studs And Acne de 1982, el mismo que describe la desdicha de un tipo que sólo es apreciado por el dinero que tiene.
Ya con sólo 15 minutos sobre el escenario, Arena Recoleta era una caldera. Pocas veces había presenciado tal nivel de conexión entre el público y una agrupación. Quizás, sólo igualada con la memorable presentación de D.R.I en Agosto de 2002 en el Estadio Víctor Jara.
Las energías y los cánticos no se detenían, continuando con "Time Bomb" y "Gunned Down", ambas del mítico City Baby Attacked By Rats.
Mientras la gente intentaba subirse al escenario y se producía más de alguna pelea que no pasó a mayores -adicionado a las constantes amenazas de los guardias que trataban de contener a quienes se subían a las paredes del recinto-, aparecieron por los parlantes los sonidos de "Maniac", esa electrizante canción de 1982 que contiene el irrepetible estribillo ejecutado con la velocidad envidiable de Jock en las cuerdas.
Los clásicos no se detenían. Tampoco la energía, que sumaba más y más motivos para seguir expandiéndose en cada momento en que GBH decidía recurrir a viejos himnos, que parecían no perder vigencia ni menos vitalidad. "Drugs Party in 526", "Kids Get Down", "Crush'em" -una de las mejores de Ha Ha- y "I am Hunted" fueron las responsables de instigar los pogos, los saltos y los gritos incontrolables de una fanaticada ya entregada.
Además de los himnos, la banda presentó algunos adelantos de su esperado regreso discográfico agendado para los próximos meses bajo el alero de Hellcat Records. Una de ellas fue "For Human Piss", la que fue escuchada con respeto por el público y sirvió también para recuperar un poco de fuerzas ante tan potente espectáculo.
"Esta es una canción muy vieja para nosotros, se llama Give Me Fire", señaló Colin. El pogo fue instantáneo.
Cerca de las 20.00 y con cuarenta minutos sobre el escenario, vino el turno de "Sick Boy", otro de los puntos altos de la actuación, canción que todas y todos reivindicaban con orgullo.
Rápidamente vino el turno de "Womb With A View", esa ácida crítica hacia el feminismo contenida en City Baby's Revenge, la que fue celebrada desde el inicio del emotivo solo inicial de Jock.
Ratas en el Arena
Ahora era el turno de dos canciones que de cierta forman simbolizan el espíritu de GBH. Ese, que sin metáforas ni ideas rebuscadas, describe una Inglaterra desgarrada por el thatcherismo en la década de los ochenta, que creció bajo su nefasto legado y que vivió esos 11 años de dominio tory con el sólo objetivo de obtener venganza.
"City Baby Attacked By Rats", la misma en donde Colin se muestra sorprendido de que un ser tan pequeño pueda hacer tanto daño, provocó el regocijo de los 700 punkies, skinheads, thrashers y rockeros que desbordaban el lugar. En medio de la canción, que era interpretada con rabia y pasión, Alvaro España subió para realizar los coros.
Sin pausa interpretaron "City Babys Revenge", en donde describen, metafóricamente y simbolizado por el mismo bebé ya crecido del tema anterior, como lograron sobreponerse a los nefastos años ochenta. "El luchó y creció para poner a esas ratas de nuevo en sus trampas", pronunciaban -en inglés- a coro los presentes.
Ahí en adelante sólo fueron clásicos. "I feel alright", "Alcohol", "Big Woman" -que desató un pogo generalizado- y "Generals", uno de los máximos himnos de la agrupación.
Mientras la banda interpretaba ésta canción se cortó la luz, que según algunos de los presentes, se debió al salto que efectuaron algunos temerarios desde un Motel contiguo, para así ingresar al lugar. Colin, pese a esto, no se complicó, interpretando la emotiva canción con una linterna que apuntaba su rostro.
Posteriormente y después de una consigna "anti fachos" por parte de unos asistentes sobre el escenario, la que no generó demasiado interés por parte de los presentes -incluso pifias-, GBH se disponía a ejecutar la última canción de la noche.
"Esta se la queremos dedicar a Joe Strummer, se llama White Riot", tema que el cuarteto también interpretó totalmente a oscuras.
El cover de The Clash, que en ésta gira la banda ha adoptado como propio, fue el último desahogo de la noche antes de darle término al concierto, que se extendió por cerca de una hora y 15 minutos.
"Gracias Santiago, buenas noches", pronunció Colin. Sinceros aplausos y una sonrisa unánime del cuarteto dieron término a la memorable presentación.
Entrega, energía y pasión
No hay nada que pueda decir en contra de la banda. La actuación de GBH fue potente, arrolladora. En donde los ingleses demostraron que con más de tres décadas de trayectoria tocar en vivo es cualquier cosa menos un trámite. Tanto Colin, como Jock, Ross y Scott, dejaron todo sobre el escenario, dando un espectáculo irrepetible, que difícilmente se volverá a reproducir por estos lados.
Por cierto el espacio no fue el más adecuado para un concierto de esta envergadura, incluso puede que el sonido en momentos no haya acompañado. Pero a la larga, no es lo más relevante de la jornada.
Lo que la banda demostró suple cualquier imperfección técnica. La entrega, la energía, la pasión y la potencia en vivo, son elementos que difícilmente se entrecruzan en un concierto. Pero acá sí lo hicieron.
Ojalá que, ya con su nuevo trabajo en estudio aún en fase de producción y que debería editarse en los próximos meses, tengamos la posibilidad de verlos nuevamente en directo.
Si no ocurre, da lo mismo. Porque aún podemos decir, orgullosamente, que estuvimos ahí. Que no es poco: vaya que no es poco.
Fotografías: Sergio Sandoval
Crónica: Simón Pérez
Algunos videos:
Fue sorpresivo, pero Colin estaba ahí, cerca de la entrada y nos dio la mano afectuosamente. El fundador de la banda procedente de Birmingham observaba como, poco a poco, llegaban los cientos de fanáticos que crecieron con sus desgarradoras letras, con sus himnos a la desesperanza, a la resignación.
De repente: desapareció. Se fue caminando rumbo a una puerta lateral que lo ocultó por algunos minutos, mientras se abría oficialmente la puerta que daba inicio a ésta jornada histórica.
Por fin GBH
Son 31 años de trayectoria y da la impresión de que el tiempo dejó de avanzar. Charged GBH está sobre el escenario de Arena Recoleta, realizando uno de los conciertos más sólidos del último tiempo en Chile.
El cuarteto tocó de todo, desde sus clásicos más representativos de mediados de los ochenta hasta sus últimas composiciones recolectadas en su melódico Ha-Ha del año 2002. Colin y compañía comenzaron a destrozarnos los oídos cerca de las 19.20. Pero, antes era el turno de Fiskales Ad-hok.
Desde pendejos
Ya con un local al 70% de su capacidad, bordeando las 17.40, Colin caminó inesperadamente rumbo al "backstage" desde un costado derecho del recinto, lo que generó espontáneos aplausos y el intento de obtener más de alguna foto. En el momento en que las miradas se trasladaban hacia el borde del escenario en búsqueda de recuerdos, los instrumentos aparecían para la prueba de sonido de la primera agrupación.
A las 18.20, Fiskales Ad-Hok sube al escenario.
"Es un honor para nosotros tocar con GBH, una banda que escuchamos desde pendejos", pronunció España, para darle comienzo a su presentación con "Caldo e' caeza", que se extendió por cerca de 50 minutos.
A diferencia de actuaciones anteriores, en donde el quinteto nacional interpretó algunos de los covers contenidos en "12", su último trabajo en estudio, en ésta ocasión la banda formada en 1986 concentró su repertorio en sus canciones más reconocidas, incluyendo además algunas de su último material con composiciones inéditas: Lindo Momento Frente al Caos del año 2007.
En total, Fiskales tocó 18 temas, como "Sudamérica: ¡No!", en donde se generó el primer pogo de la tarde, "Carlitos Jesús", dedicada a "a toda la gente que fue a la marcha de hoy (12 de Octubre) en contra de la colonización española" o "Al Puerto", una de las más celebradas y coreadas de su actuación.
Después de "Eugenia", los impacientes que ya repletaban el recinto empezaron a gritar cánticos para que G.B.H subiera al escenario. "Oooh, dale GBH", se escuchaba. Sobre todo, desde las primeras filas del público.
Sin embargo, aún quedaba por interpretar "Gordo", el cover de los Prisioneros "La cultura de la basura" y "El cóndor".
En general, fue una buena actuación. Fiskales realizó lo de costumbre: un show energético, bien ejecutado y profesional. Sin embargo, extrañé la presencia de otras bandas, que al igual que los autores de "Fiesta", tienen similares años de trayectoria y pocas veces cuentan con la posibilidad de presentarse en espectáculos de estas características.
"Chao conshatumadre, gracias", fueron las palabras finales que dieron término a un correcto show de la banda.
Sin respiro
GBH subió al escenario a las 19.20. Desde el primer momento en que Jock, quien lucía una polera de Gogol Bordello, hizo crujir su guitarra, y que Ross Lomas machacó su bajo, la fiesta inundó todos los espacios del Arena Recoleta.
La banda inició el recorrido por tu extensa discografía con "Race Against Time". Mientras Scott Preece terminaba de realizar la inconfundible introducción con su batería, Colin exhortó al público santiaguino a sumarse a los energéticos acordes de la melodía. "Santiago, are you ready?", pronunció eufórico, lo que desató inmediatamente la algarabía entre la totalidad de los presentes.
El inicio fue sin respiro. Mucho pogo, intentos de stage -frustrados ante la amenaza latente de los guardias que rodeaban el escenario- y centenares de gargantas forzadas, que coreaban sin parar cada una de las canciones que sonaban por los parlantes del recinto.
La tercera canción interpretada fue "Ha-Ha", la que da inicio y nombre al último larga duración de la banda del año 2002. Ese, que con un sonido algo más melódico, les otorgó el dilatado reconocimiento en suelo estadunidense que tanto se merecían. También interpretaron "Falling Down" del citado material.
"Hola Santiago, disculpa por no hablar español, somos GBH de Birmingham, Inglaterra. Ver tantos punks tan lejos es de lo mejor", pronunció Colin para darle el paso a "Diplomatic Inmmunity", una de las más coreadas de la tarde.
De ahí fueron clásicos uno tras otro, sin parar. "Freak", el emblemático tema del Ep Leather, Bristles, Studs And Acne de 1982, el mismo que describe la desdicha de un tipo que sólo es apreciado por el dinero que tiene.
Ya con sólo 15 minutos sobre el escenario, Arena Recoleta era una caldera. Pocas veces había presenciado tal nivel de conexión entre el público y una agrupación. Quizás, sólo igualada con la memorable presentación de D.R.I en Agosto de 2002 en el Estadio Víctor Jara.
Las energías y los cánticos no se detenían, continuando con "Time Bomb" y "Gunned Down", ambas del mítico City Baby Attacked By Rats.
Mientras la gente intentaba subirse al escenario y se producía más de alguna pelea que no pasó a mayores -adicionado a las constantes amenazas de los guardias que trataban de contener a quienes se subían a las paredes del recinto-, aparecieron por los parlantes los sonidos de "Maniac", esa electrizante canción de 1982 que contiene el irrepetible estribillo ejecutado con la velocidad envidiable de Jock en las cuerdas.
Los clásicos no se detenían. Tampoco la energía, que sumaba más y más motivos para seguir expandiéndose en cada momento en que GBH decidía recurrir a viejos himnos, que parecían no perder vigencia ni menos vitalidad. "Drugs Party in 526", "Kids Get Down", "Crush'em" -una de las mejores de Ha Ha- y "I am Hunted" fueron las responsables de instigar los pogos, los saltos y los gritos incontrolables de una fanaticada ya entregada.
Además de los himnos, la banda presentó algunos adelantos de su esperado regreso discográfico agendado para los próximos meses bajo el alero de Hellcat Records. Una de ellas fue "For Human Piss", la que fue escuchada con respeto por el público y sirvió también para recuperar un poco de fuerzas ante tan potente espectáculo.
"Esta es una canción muy vieja para nosotros, se llama Give Me Fire", señaló Colin. El pogo fue instantáneo.
Cerca de las 20.00 y con cuarenta minutos sobre el escenario, vino el turno de "Sick Boy", otro de los puntos altos de la actuación, canción que todas y todos reivindicaban con orgullo.
Rápidamente vino el turno de "Womb With A View", esa ácida crítica hacia el feminismo contenida en City Baby's Revenge, la que fue celebrada desde el inicio del emotivo solo inicial de Jock.
Ratas en el Arena
Ahora era el turno de dos canciones que de cierta forman simbolizan el espíritu de GBH. Ese, que sin metáforas ni ideas rebuscadas, describe una Inglaterra desgarrada por el thatcherismo en la década de los ochenta, que creció bajo su nefasto legado y que vivió esos 11 años de dominio tory con el sólo objetivo de obtener venganza.
"City Baby Attacked By Rats", la misma en donde Colin se muestra sorprendido de que un ser tan pequeño pueda hacer tanto daño, provocó el regocijo de los 700 punkies, skinheads, thrashers y rockeros que desbordaban el lugar. En medio de la canción, que era interpretada con rabia y pasión, Alvaro España subió para realizar los coros.
Sin pausa interpretaron "City Babys Revenge", en donde describen, metafóricamente y simbolizado por el mismo bebé ya crecido del tema anterior, como lograron sobreponerse a los nefastos años ochenta. "El luchó y creció para poner a esas ratas de nuevo en sus trampas", pronunciaban -en inglés- a coro los presentes.
Ahí en adelante sólo fueron clásicos. "I feel alright", "Alcohol", "Big Woman" -que desató un pogo generalizado- y "Generals", uno de los máximos himnos de la agrupación.
Mientras la banda interpretaba ésta canción se cortó la luz, que según algunos de los presentes, se debió al salto que efectuaron algunos temerarios desde un Motel contiguo, para así ingresar al lugar. Colin, pese a esto, no se complicó, interpretando la emotiva canción con una linterna que apuntaba su rostro.
Posteriormente y después de una consigna "anti fachos" por parte de unos asistentes sobre el escenario, la que no generó demasiado interés por parte de los presentes -incluso pifias-, GBH se disponía a ejecutar la última canción de la noche.
"Esta se la queremos dedicar a Joe Strummer, se llama White Riot", tema que el cuarteto también interpretó totalmente a oscuras.
El cover de The Clash, que en ésta gira la banda ha adoptado como propio, fue el último desahogo de la noche antes de darle término al concierto, que se extendió por cerca de una hora y 15 minutos.
"Gracias Santiago, buenas noches", pronunció Colin. Sinceros aplausos y una sonrisa unánime del cuarteto dieron término a la memorable presentación.
Entrega, energía y pasión
No hay nada que pueda decir en contra de la banda. La actuación de GBH fue potente, arrolladora. En donde los ingleses demostraron que con más de tres décadas de trayectoria tocar en vivo es cualquier cosa menos un trámite. Tanto Colin, como Jock, Ross y Scott, dejaron todo sobre el escenario, dando un espectáculo irrepetible, que difícilmente se volverá a reproducir por estos lados.
Por cierto el espacio no fue el más adecuado para un concierto de esta envergadura, incluso puede que el sonido en momentos no haya acompañado. Pero a la larga, no es lo más relevante de la jornada.
Lo que la banda demostró suple cualquier imperfección técnica. La entrega, la energía, la pasión y la potencia en vivo, son elementos que difícilmente se entrecruzan en un concierto. Pero acá sí lo hicieron.
Ojalá que, ya con su nuevo trabajo en estudio aún en fase de producción y que debería editarse en los próximos meses, tengamos la posibilidad de verlos nuevamente en directo.
Si no ocurre, da lo mismo. Porque aún podemos decir, orgullosamente, que estuvimos ahí. Que no es poco: vaya que no es poco.
Fotografías: Sergio Sandoval
Crónica: Simón Pérez
Algunos videos: