1/16/2010

Editorial: Nihilismo Innecesario no votará por Piñera

Sebastián Piñera corre con ventaja. El candidato presidencial de la Coalición por el Cambio, dueño de Chilevisión (ex canal de la Universidad de Chile), medio que compró al grupo venezolano Cisneros en 24 millones de dólares el 2005, dueño del 27% de la Línea Aérea Nacional (LAN), creada en 1929 y hasta 1985 de propiedad del Estado de Chile, dueño del portal Chile.com, depositario a través de Chilean Merchant Bank (CMB) de concesiones de Obras Públicas como la autopista Santiago-Las Rejas, el camino Nogales- Puchuncaví (por el que se va a Marbella, Maitencillo, Cachagua, etc) y de varios aeropuertos, como Cerro Moreno en Antofagasta, , Carriel Sur en Concepción o Presidente Ibáñez en Punta Arenas, podría ser elegido presidente de Chile el domingo 17 de Enero.



Exacto. El Ingeniero Comercial de la UC, autocalificado como un "emprendedor" y de "clase media" en diversas entrevistas, se perfila como la primera opción para ocupar el cargo durante los próximos 4 años.

Como medio de comunicación, pese a que la política no sea la centralidad de sus contenidos, no podemos estar ajenos a esta coyuntura.

El dueño de cuatro fundos forestales al surponiente de Chiloé, que el inversionista rebautizó como Tantauco -utilizando el mismo nombre del "Tratado de Tantauko" que otorgaba títulos de propiedad sobre esos territorios a comunidades huilliches-, puede ganar las elecciones.

No hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta que su llegada al poder va a ser un retroceso. Y en todo ámbito.

Por un lado, cultural. Basta ver su equipo del área conformado por Marlén Olivarí, "Kike" Morandé, José Miguel Viñuela, el "Dandy" o Roberto Ampuero. Su propuesta de utilizar encuestas públicas para otorgar fondos concursables, que aunque ha ido mutando, sigue presente mediante la idea de "asesorar" a un comité de expertos para así otorgar recursos. Se vienen el financiamiento para los nuevos discos de Américo y La Noche.

También económico, con una mayor flexibilidad en el mercado laboral a través de diversas fórmulas, como disminuir la indemnización por años de servicio de un mes a 15 días, social (con propuestas "valóricas" encabezadas por la "bancada por la vida" liderada por diputados de la UDI que todavía no entienden que los métodos anticonceptivos son de los años sesenta) y por cierto, educacional.

El hasta hace pocos días dueño del 10% de Clínica Las Condes continuará con este modelo educativo elitista, obnubilado con las ventajas del libre mercado, que confía que la competencia entre los establecimientos generará calidad, tanto en la educación básica y media a través de la municipalización -sin olvidar la "competencia" de los colegios subvencionados que ya están matando el sistema público con la baja sostenida de matrículas- y por cierto en las universidades.

Ahí, en donde la regulación del lucro en las instituciones privadas, que pueden existir gracias a la Ley General Universidades (LGU) de 1981, que eliminó el carácter nacional de la Universidad de Chile y la Universidad Técnica (actual USACH) y permitió el acceso de instituciones privadas, que por ley funcionan a través de fundaciones sin fines de lucro pero utilizando pillerías legales, en donde los mismos dueños "se arriendan" los edificios y generan suculentas utilidades, jamás se llevará a cabo.

Un sistema en donde se dan paradojas tan ridículas como que los dueños de la "cartera de alumnos" de la Universidad Andrés Bello, que hasta el 2007 eran Laurete International (ahora a cargo del fondo de capital privado canadiense Kohlberg Kravis Roberts), son los mismos que controlan a los alumnos de la Universidad de las Américas.

O que los dueños de los edificios de la Andrés Bello sean los mismos de las imponentes nuevas sedes de la Universidad San Sebastián.

Todo eso quedará intacto. Petrificado. También se intensificará el modelo crediticio, que parte de la lógica que esta forma de financiamiento asegura mayor acceso y que el Estado no puede ni debe financiar una elite, que de acuerdo a estos especialistas es la gente que estudia. Esa es la justificación de las deudas a 30 años.

Es cierto que la Concertación ha permitido que todo esto pase. Incluso, en algunos casos, ha estimulado e intensificado este proceso de confianza total en el mercado, la concentración económica y la ausencia de proyectos e ideas colectivas.

¿Cómo? Por cierto mediante sus programas de gobierno y proyectos de ley tímidos y dubitativos, los que pocas veces consiguen pasar por sobre las barreras institucionales de los quórum calificados o de la Alianza por Chile (o Coalición por el Cambio o como quiera llamarse), que está sobre-representada en el Congreso a través del sistema binominal, ideado por Jaime Guzmán, quien aún sigue penando.

Y claro, también mediante intelectuales mediocres, que ni siquiera deberían tener ese calificativo, como José Joaquín Brunner, el experto educacional de la Concertación que inventó sus títulos universitarios por casi tres décadas y que defiende con uñas y dientes el actual sistema neoliberal en educación superior.

Como olvidar al asegurado de Eugenio Tironi, el mismo de Tironi y Asociados que asesoraba comunicacionalmente a FASA, el mismo que dijo que la Concertación no debía tener política comunicacional (matando así a todos los medios que lucharon contra la dictadura), el mismo que se pone el parche antes de la herida y alaba -casi a lo Pato Navia- las cualidades de Piñera en una reciente columna en el Mercurio.

Así están las cosas. Más encima, la encuesta MORI, dirigida por Marta Lagos (DC), en base a un modelo predictivo, señala que Piñera ganará con una leve ventaja. Como dato curioso, llama la atención que la lluvia de encuestas de hace meses, que aparecían todos los días (CERC, CEP, Imaginacción, UDD) hayan desaparecido del mapa.

¿Ganará Piñera? ¿Volverá a gobernar la derecha mediante urnas después de 50 años? Todo puede pasar. Por lo menos, yo no contribuiré a que esa posibilidad sea factible. Ni cagando.


Fotos extraídas de Sebastián Piraña.

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