11/01/2005

¿Te acuerdas?

¿Te acuerdas?

(Nihilista Innecesario)



¿Te acuerdas cuando fuimos a ver a DRI? Sí, nos creíamos punkies. No habían niños ese día. Estábamos infiltrados en una tocata que no nos correspondía. ¿Te acuerdas como girábamos y girábamos mientras todo se seguía destruyendo? ¿Te acuerdas del curao que me abrazaba y me abrazaba, obligándome a poguear con él? "¡Hardcore, conshetumadre!", gritaba. Nosotros también gritábamos. Gritamos I don't need society ese día, nos sacamos la chucha con Madman. Fue único, apenas se asomó el logo del pogo sabíamos a lo que veníamos: nos hicimos parte de un mundo que no nos gustaba. No un mundo abstracto: tiene caras visibles y todavía las podemos tocar. Como dice Marcel Duchamp, "yo no tengo enemigos invisibles, tú estás ciego". Cuanta razón tenían y sí, nos sentíamos parte de ese discurso. No nos gustaba nada, no queríamos vivir, al menos no como te lo ofrecían en la tele, en el colegio, en la calle. Despreciamos y despreciamos un entorno que nos daba asco. Cuantos conciertos no emblemáticos, sino totalmente humanos. Cuantas frases ilusas defendiendo ideologías obsoletas. Cuantas afirmaciones ingenuas que querían demostrar la viabilidad de los milicianos anarquistas españoles. También sonaron canciones que tratamos de crear. Yo jamás supe tocar un instrumento, no podía. No podía ser músico, nunca lo entendí. Pero machacaba el bajo, incluso llegando a sangrar dedos de la mano derecha. Daba lo mismo. Creí ver amigos donde no habían, pensé que sufrían como uno, que vomitaban una luz que ya ha dejado de ser agradable. Pocos eran así, lo que claro, está bien. Tocamos dos veces y sentimos porqué podíamos hacerlo nosotros, entendimos el espíritu del do it yourself. Pero la gente cambia, se desvía por caminos que jamás pensaste ni supusiste a los catorce años. No, a los catorce años eras feliz, aunque suena falso, eras feliz. Creías que podías votar esa muralla molesta y asfixiante, ni siquiera suponías que podías fracasar. Y escribías textos tontos apelando a lo rico y necesario que es la libertad. Libertad sin confusiones políticas oportunistas, sino libertad, simple libertad. Cuantos textos, cuanta esperanza.

¿Tú te acuerdas de Misfits? ¿Te acuerdas cuando Jerry dijo: ''Chileeee, es bakán verlos de nuevo, esta se llama..."Momentosssss Híbridossssss'' (todo esto en inglés)? Fue único. Sabíamos que la tocata no iba a durar hasta el final, pero nos empapamos con ese sin sentido de metáforas que salen desde los huesos, nos mimetizamos con esa confusión melódica en donde el bajo bloqueaba la voz y la guitarra se sacudía sin jamás llegar a cumplir con los tiempos adecuados. ¿Adecuados? Al carajo, si esto es Punk. Cuando sonó Skulls, cráneos, calaveras, nos daba lo mismo que el Estadio siguiera destruyéndose. Déjabamos ir nuestra garganta con las lagrimógenas y la guerra que se gestaba en esos momentos. Nos sentimos sicópatas americanos, porque no nos interesaba nada, nada. El Crimson Ghost se reía y nosotros no parábamos de llorar. Pero no de pena, ni de angustias innecesarias, era una pena tan humana, tan viva.

El tiempo puede pasar, pero no las canciones. ¿Te acuerdas cuando tuvimos nuestros cinco minutos de gloria? Nuestra rabia hecha tres acordes se tomó un escenario. Ramones, Flema, sonó en un público que no entendía lo que pasaba, todavía no lo entiende. "Menos pacos y más justicia social", mientras sonaba Nunca seré policía. Un tema hermoso, que habla de la amistad, que habla de la automatización que te producen estereotipos sociales impuestos. Le dedicamos una canción al puto de Bush: Golpea al idiota con el bate de beisbol de Ramones. Y seguíamos arriba, con una amplificación que no nos correspondía, con unos niños expectantes y a ratos indiferentes. Pedimos un minuto más y suena otro tema flemático. Cuanto nos habremos equivocado. Se nos olvidaban los tiempos, quedamos a ratos en silencio, pero y qué? Repito, y qué?

Al final nos dicen, "ganaron". No se que ganamos, pero saboreamos esa victoria que no nos dio un reconocimiento irrelevante, sino la soberbia de haber sido capacez de atrevernos, de atrevernos a no hacer, ni decir , ni sentir todos esos discursillos que todavía no nos gustan, que todavía no nos gustan.

¿Cuanto ha pasado de todo esto? No tanto, pero se ve tan lejano.

¿Te acuerdas de la APEC? teníamos que estar ahí: todos estábamos ahí. Quizás no todos , pero lo intentamos. Qué calor hacía ese día, todavía siento ese sol destruyéndome la cara. ¿Te acuerdas cuando nos tiraban agua desde los edificios? ¿Te acuerdas de esa sensación de que todavía no nos habían ganado? Mientras saltábamos y gritábamos el pueblo únido, la garganta ahogada con agua pura, tan pura, nos recordaba que aún teníamos tiempo.

¿Te acuerdas de La Floripondio ese día? Mientras la batalla de Santiago City empezaba, Macha y compañía seguían arriba, seguían tocando con sus basureros gigantes. Dime que pasó gritaba, y atrás la guerra no se detenía. Más pacos, más pacos. Y el olor que no se detenía, el maldito olor que no se detenía.

(Continuará)

blog comments powered by Disqus