8/01/2006

¿Chao Sin Dios: Chao Muertos de Cristo?


(por Simòn Ramone)

Me acabo de enterar de que Sin Dios y los Muertos de Cristo han dejado de existir. El primero anunció su fin definitivo recién hace unos días y LMDC hace dos, generando un golpe gigantesco en los pelotudos que escuchamos sus canciones desde que éramos hormonales adolescentes confundidos. Porque eso éramos: hormonales e ingenuos adolescentes confundidos.

Todavía me acuerdo cuando me pasaron un disco de Sin Dios. Era uno doble con sus dos primeros discos: Ruido anticapitalista- Alerta Antifascista. Me gustó y lo escuché durante meses, creyendo que tenía alguna importancia cabecear y generar expectativas en canciones que poca gente entendía. Siempre fue eso: sucio y desagradable punk. Aunque fuera político, comprometido, hasta dogmático, siempre fue punk. Y ese es uno de los grandes méritos de Sin Dios: supieron ser punks. Pero de forma inteligente, con audacia, con astucia. Incluso, a veces, pecando de excesiva ingenuidad.

No puedo olvidar su polémica entrevista que dieron en México, en donde se declaran abiertamente especistas.

¿Era tan terrible que prefirieran la vida de un niño por sobre el aliento de una indefensa vaca?

Los anarquistas a ultranza les dieron la espalda. En cambio, los inconsecuentes de siempre: los recibimos con los brazos abiertos, en esa mítica visita a Chile. Leo que puse mítica. Es inevitable que termine apareciendo esa palabra. En su momento me pareció un recital de mierda, una estafa, una de tantas ilusiones comerciales que me hacían pensar que tenía alguna importancia escuchar canciones críticas al sistema. Ahora, lo percibo un poco distinto. No en su totalidad, pero existen ciertos matices.

Sin Dios, aquel 2003, intentó traer a Santiago todo su inconformismo, toda su radicalidad, toda su rabia contra un discurso que se contrapone de forma drástica con lo perceptible sin mayor esfuerzo intelectual. Supieron transmitir ese inconformismo. Claro, puede que de una forma muy dogmática e incluso tediosa. Puede que teniendo 13 años escuchar una batería haciendo el mismo sonido durante tres minutos sea excitante, pero con el tiempo llega a cansar. No porque me moleste, simplemente porque todos terminaron haciendo lo mismo. Copia de la copia de la copia de la copia. Sin Dios por lo menos tiene el mérito de ser uno de los primeros en realizar un discurso político en español de tal radicalidad y consistencia.

También están los Muertos de Cristo: otro grupo que por estos días nos abandona. Es triste, no puedo negarlo. Es triste como esas bandas que te acompañaron se alejen sin explicaciones, sin por qués, sin excusas aparentes que produzcan algún movimiento cefálico de aprobación. Sin despedidas, sin discursos, sin llantos. Simplemente desaparecen, de la misma forma en que llegaron: en el total y completo anonimato. Cosa nada nueva en el mundillo punk. La leyenda cuenta que el guitarrista de la Polla Records, después de dejar al grupo a fines de los 90, se desempeñaba repartiendo cartas, o de cartero, que es lo mismo. También, el vocalista de RIP, clásica banda punk ochentera, habría sido chofer de micro. ¿Se imaginarían esos atomizados consumidores de la rutina agobiante que el pálido tipo que les exigía su dinero es considerado una leyenda por miles de jóvenes alrededor del mundo? La imaginación permite generar este tipo de supuestos, la realidad los niega, volviendo todo a su perverso y agotador orden pelotudo. Pero estaba con los Muertos de Cristo, una de las pocas bandas que pudo construir un clima musical capaz de superar ,incluso, sus certeros textos apasionados. Aparecieron gaitas, violines, interesantes sonidos en teclado. Conmovedor.

Pero al final esos detalles son pelotudeces, basta ver un video de la banda en vivo para notar que era realmente los Muertos de Cristo. Esa pasión, esa convicción de que el mundo puede ser distinto, volaba y se incrustaba en cada uno de esos adolescentes ansiosos de destruir, todo, todo lo existente.

Porque da lo mismo que la televisión te diga que todo siga igual, porque da lo mismo que la radio te destruya los tímpanos asegurándote que el mundo no se puede cambiar, porque da lo mismo que existan textos textos textos y más textos que te recuerden que se acabó la historia, que somos una especie de zombies autómatas que sólo quieren tener éxito y si se puede un par de lindos zapatos. Da lo mismo: siempre va a existir alguien que te va a decir que esto (realidad, vida, lo que sea) es inaguantable. Como dice Rolando Ramos, puede que no te lo van a decir con mucho poder, pero mientras sepamos reconocer y sobre todo, reconocer-nos en cada una de esas canciones que fueron capaces de entregarnos ambas bandas, la música no habrá cantado en vano, sus esfuerzos de autogestión y esperanza seguirán respirando, inquietos y alegres, en cada uno de nosotros. Nos veremos.

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