"La gente dice que no puede escuchar eso, pero es demasiado perezosa para abandonar su pequeño mundo de mierda", pronunciaba muy enojado un crítico musical alemán.
Y es cierto. Que Álvaro Peña nunca haya conseguido éxito comercial es una injusticia. ¿Por qué ritmos repetitivos, letras evidentes y plagios de plagios siguen liderando las ventas de discos y aún son lo pilares de una resquebrajada industria musical?
Quizás justamente por eso. Rara vez se reconoce la valentía, la creatividad y la innovación dentro de las disciplinas artísticas. Los Ramones fueron los reyes indiscutidos del punk en el momento en que Joey agonizaba. Ya muerto: todos eran fanáticos.
A diferencia de los neoyorquinos, Peña sigue ahí.Valiente. Dejándose llevar por sus propias ideas y convicciones, de esas que se plasman en sus textos minimalistas y su incansable propuesta musical, definida para confundir a los periodistas como "música transitoria".
Álvaro: Full Dedication, documental que se presentó el 12 de Diciembre en el Centro de Arte Alameda en el contexto del Festival In-Edit Nescafé, condensa ese espíritu transgresor, de esos pocos valientes que se atreven a relegarse de fórmulas facilonas, de esas hechas en laboratorios.
"El director no está, yo estoy"
Debido a problemas con el nuevo proyector de "10.000 ansilúmenes" que el Centro de Arte Alameda estrenaba en la presentación del documental en la Sala 1, la película comenzó pasada las 21.30, con media hora de retraso.
Minutos antes, la gente que esperaba en una larguísima fila que llegaba hasta la Alameda, intercambiaba diálogos sobre las elecciones, desde preferencias a votar por Cienfuegos porque "como los fachos votan por milicos demá que sale y arrastra a la otra (Macarena Carvallo)" o del tipo "vi a caleta de viejos urgidos comprando cervezas", debido a la prohibición de vender alcohol por las elecciones.
Ya en la sala, Álvaro Peña sube al escenario a presentar Full Dedication, filme dirigido por Hans Kotter, Jochen Hägle y Christian Zschammer. "El director no está, yo estoy", pronunciaba con espontaneidad entre risas de los asistentes. "Voy a tocar 2 o 3 canciones con el Casio. Después vienen las elecciones y no quiero robar escena", señalaba entre cerrados aplausos que daban paso al largometraje de 90 minutos.
No sólo música
El documental del año 2008 relata la trayectoria de Peña, desde sus inicios tocando junto a su saxofón en bandas rockabilly de Valparaíso, ciudad que lo vio nacer en 1943, pasando por su estadía en The 101'ers junto a Joe Strummer, hasta su carrera musical como solista en Alemania, que es el fuerte del largometraje.
Pero el trabajo no sólo detalla momentos significativos de su trayectoria musical. Acá también hay una intensión de sumergirse dentro de las motivaciones de su propuesta, en el sentido de su distintivo estilo, en los rincones de sus particularidades más íntimas.
Para lograr esto, es muy rescatable el trabajo de fuentes de los documentalistas, quienes entrevistaron desde la bonachona abuelita vecina de Peña de más de ochenta años -quien preguntaba, preocupada, si sus palabras iban a salir en alguna película-, hasta críticos musicales especializados. Incluso, aparece su ex esposa, quien entrega elementos que permiten comprender la obra y la personalidad del compositor.
"Beber esperma significaba humillación, frustración"
Peña vive en un pequeño departamento en Konstanz, distrito rural sureño de Alemania. Ahí el autor de "Tonteras" desarrolla su rutina, que incluye largas caminatas por los parques de la ciudad, ajeno a los lujos: sin internet, con un viejo televisor y su eterna máquina de escribrir. Todo financiado con su modesta pensión de 600 euros más 100 por venta de discos y/o cassettes.
Hay varios momentos notables. Como la desmitificación de la recurrente historia de la canción "Drinking my own sperm", lo que, de acuerdo al propio Peña, realizó en 1974 en la okupa que habitaba en Londres en la época de The 101'ers. Incluso, realiza el "gesto técnico" -que se reproduce en el poster de arriba- que conducía al fluído directamente a su boca. "Beber esperma significaba humillación, frustración", decía.
Otra situación que descolocó y emocionó a muchos de los presentes ocurrió cuando el protagonista se remontó a su orígenes en Valparaíso y detalló algunos momentos muy íntimos y traumáticos de su niñez. La violación que sufrió a los 12 años por un supuesto contrabandista fue uno de ellos.
Todo esto, en paralelo con su vida en Alemania, que comenzó como realizador creativo de slogans para comerciales -lo que de cierta forma influenció su forma de componer letras-, ajena al reconocimiento de la industria musical y del público en general, el que aún no logra comprender en plenitud su particular estilo.
Los cineastas logran atrapar momentos íntimos, de esos fugacez, que muchas veces el ojo humano deja escapar, que se pueden ejemplificar con las conversaciones en una tienda de antiguedades en Suiza o sus largas caminatas por las calles de Konstanz.
Con corazones en sus zapatos
En relación a su propuesta musical, el trabajo ahonda en las especifidades de su estilo, el que desarrolló cuando dejó definitivamente el rock en los setenta, expresión artística que ya no consideraba para nada transgresora.
Ahí comenzó su carrera solista junto a su teclado, sus infaltables guantes y su traje usado que utilizaba a modo de protesta durante la dictadura, esa que no lo dejó volver a Chile, pese a que no se fue de Valparaíso por motivos políticos. Sus acordes continúan hasta hoy: con los corazones en sus zapatos -detalle que se explica en el documental- junto al bajista Jens-Peter Volk, su compañero de ruta durante 18 años.
También se explica su estado de depresión endógena, que en ningún momento lo abandona y que fue canalizando a través de sus melodías. "Me siento en casa en mis lágrimas", señala, agregando que lloraba varias veces al día.
En general, es un buen material audiovisual, que emociona, saca sonrisas y, sobre todo, consigue condensar y explicar, para quienes no han conocido en profundidad la historia de Peña, por qué insiste, obstinadamenta, en reivindicar una propuesta a todas luces difícil de digerir para oídos condicionados al éxito de turno.
"Dedicación total para ser artista, ser consecuente, escucharse a si mismo", pronunciaba a modo de declaración de principios.
Con aplausos cerrados, terminó el material pasada las 23.00, que dio inicio a un pequeño set de tres canciones del protagonista de la jornada.
"Gracias, chusma inconsciente"
"La película me dejó más complicado que antes", pronunciaba Peña mientras se sentaba en compañía de su mítico Casio en el escenario del recinto.
Sin músicos invitados, interpretó en cerca de 12 minutos tres canciones, que incluyeron "Tonteras" y "Álvaro de Valparaíso", que fueron aplaudidas y seguidas con entusiasmo por una audiencia entregada ante los acordes y las excentricidades de "The Chilean With The Singing Nose".
"Gracias chusma inconsciente", señalaba entre risas de los presentes, que repletaban la Sala 1 del Centro de Arte Alameda.
Con una corta pero intensa puesta en escena, que incluyó un lápiz como uno más de sus instrumentos, Peña dio finalizada su interpretación.
Mientras se despedía, señaló que se presentará en la próxima edición de los Carnavales Culturales de Valparaíso. Una buena oportunidad para verlo nuevamente en vivo.
Algunas fotos de Álvaro en el escenario:
Crónica: Simón Pérez
Fotos (de la presentación de Álvaro Peña): Nicolle Tausiet
Y es cierto. Que Álvaro Peña nunca haya conseguido éxito comercial es una injusticia. ¿Por qué ritmos repetitivos, letras evidentes y plagios de plagios siguen liderando las ventas de discos y aún son lo pilares de una resquebrajada industria musical?
Quizás justamente por eso. Rara vez se reconoce la valentía, la creatividad y la innovación dentro de las disciplinas artísticas. Los Ramones fueron los reyes indiscutidos del punk en el momento en que Joey agonizaba. Ya muerto: todos eran fanáticos.
A diferencia de los neoyorquinos, Peña sigue ahí.Valiente. Dejándose llevar por sus propias ideas y convicciones, de esas que se plasman en sus textos minimalistas y su incansable propuesta musical, definida para confundir a los periodistas como "música transitoria".
Álvaro: Full Dedication, documental que se presentó el 12 de Diciembre en el Centro de Arte Alameda en el contexto del Festival In-Edit Nescafé, condensa ese espíritu transgresor, de esos pocos valientes que se atreven a relegarse de fórmulas facilonas, de esas hechas en laboratorios.
"El director no está, yo estoy"
Debido a problemas con el nuevo proyector de "10.000 ansilúmenes" que el Centro de Arte Alameda estrenaba en la presentación del documental en la Sala 1, la película comenzó pasada las 21.30, con media hora de retraso.
Minutos antes, la gente que esperaba en una larguísima fila que llegaba hasta la Alameda, intercambiaba diálogos sobre las elecciones, desde preferencias a votar por Cienfuegos porque "como los fachos votan por milicos demá que sale y arrastra a la otra (Macarena Carvallo)" o del tipo "vi a caleta de viejos urgidos comprando cervezas", debido a la prohibición de vender alcohol por las elecciones.
Ya en la sala, Álvaro Peña sube al escenario a presentar Full Dedication, filme dirigido por Hans Kotter, Jochen Hägle y Christian Zschammer. "El director no está, yo estoy", pronunciaba con espontaneidad entre risas de los asistentes. "Voy a tocar 2 o 3 canciones con el Casio. Después vienen las elecciones y no quiero robar escena", señalaba entre cerrados aplausos que daban paso al largometraje de 90 minutos.
No sólo música
El documental del año 2008 relata la trayectoria de Peña, desde sus inicios tocando junto a su saxofón en bandas rockabilly de Valparaíso, ciudad que lo vio nacer en 1943, pasando por su estadía en The 101'ers junto a Joe Strummer, hasta su carrera musical como solista en Alemania, que es el fuerte del largometraje.
Pero el trabajo no sólo detalla momentos significativos de su trayectoria musical. Acá también hay una intensión de sumergirse dentro de las motivaciones de su propuesta, en el sentido de su distintivo estilo, en los rincones de sus particularidades más íntimas.
Para lograr esto, es muy rescatable el trabajo de fuentes de los documentalistas, quienes entrevistaron desde la bonachona abuelita vecina de Peña de más de ochenta años -quien preguntaba, preocupada, si sus palabras iban a salir en alguna película-, hasta críticos musicales especializados. Incluso, aparece su ex esposa, quien entrega elementos que permiten comprender la obra y la personalidad del compositor.
"Beber esperma significaba humillación, frustración"
Peña vive en un pequeño departamento en Konstanz, distrito rural sureño de Alemania. Ahí el autor de "Tonteras" desarrolla su rutina, que incluye largas caminatas por los parques de la ciudad, ajeno a los lujos: sin internet, con un viejo televisor y su eterna máquina de escribrir. Todo financiado con su modesta pensión de 600 euros más 100 por venta de discos y/o cassettes.
Hay varios momentos notables. Como la desmitificación de la recurrente historia de la canción "Drinking my own sperm", lo que, de acuerdo al propio Peña, realizó en 1974 en la okupa que habitaba en Londres en la época de The 101'ers. Incluso, realiza el "gesto técnico" -que se reproduce en el poster de arriba- que conducía al fluído directamente a su boca. "Beber esperma significaba humillación, frustración", decía.
Otra situación que descolocó y emocionó a muchos de los presentes ocurrió cuando el protagonista se remontó a su orígenes en Valparaíso y detalló algunos momentos muy íntimos y traumáticos de su niñez. La violación que sufrió a los 12 años por un supuesto contrabandista fue uno de ellos.
Todo esto, en paralelo con su vida en Alemania, que comenzó como realizador creativo de slogans para comerciales -lo que de cierta forma influenció su forma de componer letras-, ajena al reconocimiento de la industria musical y del público en general, el que aún no logra comprender en plenitud su particular estilo.
Los cineastas logran atrapar momentos íntimos, de esos fugacez, que muchas veces el ojo humano deja escapar, que se pueden ejemplificar con las conversaciones en una tienda de antiguedades en Suiza o sus largas caminatas por las calles de Konstanz.
Con corazones en sus zapatos
En relación a su propuesta musical, el trabajo ahonda en las especifidades de su estilo, el que desarrolló cuando dejó definitivamente el rock en los setenta, expresión artística que ya no consideraba para nada transgresora.
Ahí comenzó su carrera solista junto a su teclado, sus infaltables guantes y su traje usado que utilizaba a modo de protesta durante la dictadura, esa que no lo dejó volver a Chile, pese a que no se fue de Valparaíso por motivos políticos. Sus acordes continúan hasta hoy: con los corazones en sus zapatos -detalle que se explica en el documental- junto al bajista Jens-Peter Volk, su compañero de ruta durante 18 años.
También se explica su estado de depresión endógena, que en ningún momento lo abandona y que fue canalizando a través de sus melodías. "Me siento en casa en mis lágrimas", señala, agregando que lloraba varias veces al día.
En general, es un buen material audiovisual, que emociona, saca sonrisas y, sobre todo, consigue condensar y explicar, para quienes no han conocido en profundidad la historia de Peña, por qué insiste, obstinadamenta, en reivindicar una propuesta a todas luces difícil de digerir para oídos condicionados al éxito de turno.
"Dedicación total para ser artista, ser consecuente, escucharse a si mismo", pronunciaba a modo de declaración de principios.
Con aplausos cerrados, terminó el material pasada las 23.00, que dio inicio a un pequeño set de tres canciones del protagonista de la jornada.
"Gracias, chusma inconsciente"
"La película me dejó más complicado que antes", pronunciaba Peña mientras se sentaba en compañía de su mítico Casio en el escenario del recinto.
Sin músicos invitados, interpretó en cerca de 12 minutos tres canciones, que incluyeron "Tonteras" y "Álvaro de Valparaíso", que fueron aplaudidas y seguidas con entusiasmo por una audiencia entregada ante los acordes y las excentricidades de "The Chilean With The Singing Nose".
"Gracias chusma inconsciente", señalaba entre risas de los presentes, que repletaban la Sala 1 del Centro de Arte Alameda.
Con una corta pero intensa puesta en escena, que incluyó un lápiz como uno más de sus instrumentos, Peña dio finalizada su interpretación.
Mientras se despedía, señaló que se presentará en la próxima edición de los Carnavales Culturales de Valparaíso. Una buena oportunidad para verlo nuevamente en vivo.
Algunas fotos de Álvaro en el escenario:
Crónica: Simón Pérez
Fotos (de la presentación de Álvaro Peña): Nicolle Tausiet