5/10/2008

¡Volvió Kusturica!

Todavía no puedo creer que los cables de prensa de la pasada edición de Cannes, que por cierto reprodujeron la mayoría de los medios de comunicación de forma instantanea, dijeran que la última película del director serbio Emir Kusturica era aburrida y sin la magia ni el sentimiento de entregas anteriores.

Sin duda, o no vieron la película o simplemente no la entendieron. Zavet, o Promise me This o Prométemelo o como quieran llamarla es todo menos una película monótona o aburrida. Es Kusturica en estado puro: con animales, con risas, con elementos oníricos, con esperanzas, con humor, pero como siempre, con un profundo mensaje que recorre toda la película.

La historia de la trama es simple. Un niño llamado Tsane vive con su abuelo en un despoblado pueblo de Serbia, siendo los únicos habitantes del sector junto a una maestra, que se ve obligada a cerrar sus clases por la falta de alumnos. El abuelo comienza a obsesionarse con la muerte, por lo que decide dejarle un testamento a su nieto, siempre que le prometa cumplir 3 cosas: que compre un cuadro religioso de San Nicolás, que venda su vaca y se compre algo y que consiga una esposa.

En su viaje a la ciudad se encontrará con lo más oscuro que presenta el capitalismo neo-liberal a lo Serbia, ya que se cruzará con un grupo de mafiosos inmobiliarios que lo único que buscan es estropearle sus planes. Sobre todo, la conquista del corazón de la bella Jasna, joven que se apodera del corazón de Tsane.

En este caso, Kusturica presenta una profunda crítica hacia la sociedad serbia y en lo que se está convirtiendo post guerra de los Balcanes y también post desintegración de Yugoslavia. El escenario que muestra el cineasta es oscuro, a momentos grotesco y bastante desesperanzador, cosa estraña en un director optimista y positivo, que siempre busca eternizar momentos de la vida que por muy poco observados parecen irrelevantes.

Mención aparte merece el hombre bala, que adquiere un curioso protagonismo durante toda la película, los locos "hermanastros" de Tsane que lo ayudan con sus metralletas y estrategias de demolición para luchar contra los mafiosos y la vecina de Jasna, quien observa y alienta a Tsane en cada uno de sus intentos por conquistar a su amada.

Puede que no haya ganado en Cannes , que sus personajes sean parecidos en cada película, pero da lo mismo. Esta película vomita corazón, sentimiento, honestidad y un profundo mensaje, que llama construir un tipo de sociedad distinta, en donde el dinero y el poder no sean los elementos que administren el rumbo de la sociedad, sino valores y principios más amables, como la solidaridad, el compañerismo y el amor. ¡Véanla!

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